Araceli Cantero Rivas
Lunes 7 de marzo de 2011 - 18:30
generica

No sé si el calendario contará con un día para celebrar “El día de todos los Seres Humanos”. Seguramente, como tal, no exista,  pero sí fragmentado. Hay una fecha para: el día del padre, el día de la madre, el día del niño, el día del mayor, etc.

Se han olvidado del día del Hombre; quizás  sea porque a lo largo de la historia se  ha homenajeado y destacado siempre a los hombres en muy distintos ámbitos.
Nosotras las mujeres también tenemos nuestro día. El 8 de Marzo se celebra el día de la Mujer.
No estoy de acuerdo cuando el enunciado es: “Día de la Mujer Trabajadora”. Pienso que con este adjetivo se está dividiendo a las mujeres de una manera negativa e injusta. Mi artículo de hoy lo dedico a distintas mujeres cuyos nombres me invento para preservar su intimidad. La primera y más importante para mí es aquella que cogía aceitunas de sol a sol, que de vuelta a casa cargaba sobre su costado alguna leña para guisar unos garbanzos que hervían en una olla “tizná”, mientras a la luz del candil preparaba el hatillo para cuando a mí me entraran las prisas por venir al mundo, que por poco caigo en la espuerta de las aceitunas. Naturalmente, mi madre.
A ti Carmen, que te ganabas unas pesetas lavando la ropa de otros en aquellas grandes pilas formadas por media tinaja lucentina o en lavaderos comunes e incluso en algún arroyo, dejándote los nudillos en una tabla “ondulá” o en una piedra que impregnada de jabón casero dejaba la suerte del blanqueado de la ropa a la fuerza de tus manos y al azulillo del último aclarado;  aclarado que era proporcional a los cubos de agua que quisieras o pudieras sacar del pozo. Finalizada la colada, pa casa a cuidar a los churumbeles  y preparar un nutritivo potaje para todos, sin olvidar que el primer y más grande plato era para el cabeza de familia que trabajaba duro, el padre.
A ti María que has llegado de limpiar treinta habitaciones de un hotel y te arremangas como una loca porque la criatura que dejaste durmiendo en la cuna junto a su padre está desesperada porque le quiten  el pesado pañal que, le den un baño y un buen plato de comida. Después haces  la compra, la limpieza del piso y al caer la tarde paseas con tu retoño por la orilla de la playa para relax de las dos. Y mañana repetimos.
A ti Pilar que te levantas “arreando” a los niños para el cole; vuelves y limpias la casa, haces la comida, pones la lavadora, planchas la ropa, friegas los platos,… ayudas a los chiquillos con la tarea, etc., etc. Pero tú no cobras un sueldo. Es verdad que en todo el día no paras pero es que Solo te dedicas a “tus labores”… ¡sólo!
Si bien tu principal mérito es el hacerle honor a tu nombre, Pilar, porque indudablemente tu eres el pilar de tu casa aunque tu propio marido diga que no trabajas.
A ti Rashida que buscando un trabajo, una salida de la miseria te embarcas en una peligrosa aventura en un mar de desesperación.
A ti Zulema, victima  de una red que te esclaviza en la prostitución; no era ese el trabajo que te prometieron. Lucha, lucha…denuncia para salir.
A ti, cuidadora, empresaria, limpiadora, ejecutiva, doctorada, aceitunera, licenciada, operaria, diplomada, obrera, ama de casa y sobre todo Mujer.

 

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