José Ruiz Peláez (*)
Viernes 17 de junio de 2011 - 09:52
generica

Puede que algunas personas no crean en el destino, yo, cada vez creo más, ya que de este Rocío 2011, cuando uno cree que ya lo sabe todo, he sacado mas enseñanzas que de ningún otro, dándole así mas sentido si cabe al hecho de que esta Hermandad exista, en un pueblo donde lo señorial y añejo de nuestras tradiciones, eclipsa todo lo novedoso.

Ante una salida atípica, por lo importante y especial de la visita de La Cruz de los Jóvenes a nuestra Localidad, llega la primera casualidad.
Que casualidad que el mismo hombre que regaló esa Cruz a los Jóvenes, también gritase a los cuatro vientos " Que todo el Mundo sea Rociero".
El destino dio la oportunidad a esta humilde Hermandad el poder compartir recorrido con tan importante Tesoro. Fue la Cruz de los Jóvenes la que marcó el Camino a la Hermandad de Priego hacia la Aldea Almonteña.
Lo caprichoso del clima de esta estación nos mostró la siguiente casualidad.
La Madre Naturaleza nos dijo que el camino no es fácil, haciéndonos añorar de golpe y porrazo la comodidad de nuestras casas, incluso nos dejó sin comer como para que valorásemos algo en lo que no caemos algunas veces, y es que la gente pasa hambre, y sin embargo continúan luchando por vivir, no pierden la sonrisa, y sobre todo, no pierden la Esperanza.
Con paso tranquilo pero firme, la Hermandad del Rocío, inició  el día 7 su tránsito por los caminos tradicionales de las Hermandades de Sevilla, arrancando su marcha desde el Km 6 de la Carretera de Isla Mayor, punto de partida del que pausadamente nos alejaríamos hasta llegar a nuestra meta " La Aldea del Rocío".
Ya el día 8 la Hermandad atravesó el vado del Quema a las 13:30 horas, para posteriormente comer en el chaparral de Villamanrique, localidad donde a las 20:00 horas ocurría uno de los momentos mas emocionantes del Camino, cuando el Simpecado de Priego de Córdoba se presenta ante la Hermandad nº 1 de las filiales, Villamanrique.
En esta presentación el carácter de Priego en el Camino se acentúa en el momento que el Boyero da la orden a los bueyes de iniciar la subida de las escaleras de la iglesia para hacer la presentación.
¿Es acaso casualidad que cuando miro sus caras desde lo alto de las escaleras, y el Simpecado inicia su subida, la Plaza de Villamanrique se convierta en Calvario, y el Simpecado se trasforme en Priego y en Viernes Santo?. Creo que no, quiero pensar que la Virgen recompensa a su pueblo por el trabajo bien hecho, a la vez que te insiste en que nunca olvides quién eres ni de donde vienes.
El día 9 La Raya Real nos espera. Kilómetros de arena y dificultad, último obstáculo para finalmente poder recibir el abrazo de la Madre que pacientemente espera en su altar.
En la arena se lavan los últimos pecados antes de llegar al merecido descanso. ¿Es acaso casualidad que un mar de arena sea la vía de acceso a la Aldea?, ¿no sería más fácil y más cómodo una vía asfaltada para que los peregrinos accedieran más rápido a la Aldea?
Prefiero pensar que se cumple el refrán de que el que algo quiere algo le cuesta, y que para tener algo deseado, a parte de merecerlo, también hay que lucharlo.
La Hermandad descansa el día 10 en la Aldea, en espera de la llegada de sus Hermanos de Priego en el autobús del sábado 11 para llegar al inicio real de la Romería que no es otro que la Presentación ante la Virgen recibidos por la Junta de Gobierno de la Hermandad Matriz de Almonte.
"Adelante Priego de Córdoba, feliz Romería" ¿Casualidad? "Que no se te olvide nunca ni quien eres ni de donde vienes, y que esta tarde al caminar detrás del Simpecado de Priego, estás representando a un pueblo entero".
Quiero dar las gracias de todo corazón en nombre de la Hermandad a todas aquellas personas que decidieron que su destino el sábado era acompañar a la Hermandad en su presentación ante la Virgen en la Aldea del Rocío. A todos aquellos que aunque estaban en Priego, nos llamaron para desearnos suerte en un día tan importante para la Hermandad.
Con la Misa de Pentecostés en el Real del Rocío, se llega al acto central de la Romería, a los que seguirán el Santo Rosario de las Hermandades, y la Visita y Saludo de la Virgen al Simpecado.
Es  en este momento del Saludo de la Virgen donde creo que se cumple la última casualidad de este  viaje.
¿No habrá querido decir este año la Virgen que Ella está allí durante todo el año para escucharnos y ayudarnos en nuestro caminar por la vida diaria? No sé la respuesta, pero creo que tanto gasto a su alrededor, y tanta gente pasando de largo, a la Virgen también la abruma.
Ya en Priego, y en la comodidad de mi casa, no paro de pensar y de reafirmarme de que no existe ninguna manera de vivir un Rocío auténtico si no es bajo la protección de un Simpecado, y el abrigo de una Hermandad. Los momentos que junto a un Simpecado se viven son impagables e imborrables en la memoria, causando poco a poco mella en el espíritu del peregrino hasta el punto de conseguir que el Rocío pase de ser un capricho a ser una necesidad.
Mi agradecimiento a todas las personas que por primera vez han hecho el camino con la Hermandad, para los que deseo que este camino no sea el último, y que sus plegarias a la Virgen en  un futuro de hagan realidad.


(*) Presidente de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Priego de Córdoba Filial nº 86

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