Juan Damián Sánchez Luque
Miércoles 10 de abril de 2013 - 10:00
generica

Aunque en ocasiones cuando se habla de estigmas, se hace referencia a cosas místicas, como por ejemplo los estigmas de la crucifixión, también es utilizada la palabra haciendo alusión a la mala fama o a cuestiones de vicios y cosas consideradas vergonzantes.

Los seres humanos han soportado a lo largo de la historia la carga de muchos estigmas que los marcaban como personas de los que se debía huir o evitar la relación con ellos, ya que, socialmente, estaban marcados en sentido peyorativo.
En el Génesis ya aparece el primer estigma o marca, la marca de Caín, al que Dios había maldecido por dar muerte a su hermano.
Más adelante, haciendo referencia a los enfermos de lepra, según el libro del Levítico, el que tenía una inflamación o alguna mancha en la piel, era llevado ante el sacerdote. Y si se comprobaba la enfermedad, entonces era declarado impuro y debía andar harapiento, con la cabellera hirsuta y desmañada, y con la barba tapada. «Y el leproso en que hubiere llaga, sus vestidos serán deshechos y su cabeza descubierta, y embozado pregonara: “¡Inmundo! ¡Inmundo!”» (13:45). Además, vivía solo y tenía su morada fuera del campamento. En muchos pueblos de Oriente la medicina era parte de la religión.
Y de este modo pudieramos seguir enumerando muchísimos más estigmas hasta llegar a nuestros días, en que las cosas han cambiado hasta el punto de que hoy convivimos con el leproso, entre otras cosas, por que desconocemos que lo es; no crean que la lepra es una enfermedad del pasado. Andalucía es una región donde es endémica. Baste recordar que fue en la leprosería de San Lázaro, de Granada, donde Hansen descubrió a principios del pasado siglo, el bacilo que la produce y al que dio su nombre. El bacilo de Hansen y también a la lepra se le llama la enfermedad de Hansen.
Aunque se trate de otras patologías y ya nadie lleve embozo ni tenga que gritar que es inmundo (tampoco tendria por que hacerlo) no crean que el ser humano se ha desprendido de los estigmas, en la familia donde había un enfermo mental se intentaba tapar como algo vergonzoso.
No cabe la menor duda de que los nuevos leprosos son los drogodependientes. Estos son quienes llevan sobre sí el mayor de los estigmas que hoy se puedan dar. Terminaré poniendo un ejemplo de lo que digo y fue algo que me pasó hace solo unos días.
Supe que el nieto de un matrimonio amigo mío había sido hospitalizado por problemas derivados del consumo de drogas. Ayer ví a los abuelos y les pregunté por el nieto, comentándoles el gran problema que tenemos con la drogodependencia. Mi sorpresa fue grande cuando ambos me dijeron casi al mismo tiempo: "Pero nuestro nieto no toma drogas, a él se lo llevaron al hospital por una cosa mala que le dio en la cabeza".
Yo tenía la certeza absoluta de lo que decía, pero pude comprobar, una vez más, como todos huyen del estigma de la droga. Pero cansado estoy de comprobar lo poco que se hace por evitarla.
A los "leprosos de hoy" se los emboza del mismo modo que en tiempos remotos describe el Levítico.

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