Tradicional festejo del Sábado Santo en el que la plaza rozó el lleno
Rafael Cobo Calmaestra
Sábado 4 de abril de 2015 - 23:35
generica

Los detalles de Sebastián Castella, el oficio de Juan José Padilla y la carencia más rotunda de bravura en la mayoría de las reses lidiadas, puede resumir lo ocurrido esta tarde en Cabra, plaza que volvía a presentar una magnífica entrada en su tradicional festejo del Sábado Santo, en el que faltó muy poco para registrar un lleno.

Suele ocurrir que en citas de tal espectación, las dudas siempre van dirigidas para el ganado, y esta vez se cumplieron los peores augurios con un encierro de Torrehandilla-Terreherberos con la mayoría de los toros huérfanos de fuerza pero, sobre todo, de bravura. Toros sosos, algunos de feas hechuras y anovillados, bajando muchos enteros con respecto al ganado lidiado en el coso egabrense en los últimos años. Aún así, tres de ellos tuvieron su aquel (primero, segundo y cuarto), especialmente este último con un peligro sordo que, al menos, sirvió para dar la emoción que siempre se espera en un festejo taurino.
Con semejante material, artísticamente que no numéricamente, Castella puede considerarse el triunfador de la tarde, ya que ante sus dos toros se lo tuvo que hacer todo, midiendo mucho cada tanda en el que hacía de tercero, que incluso llegó a echarse. Toro que el inicio de faena prometía, tras un ajustadísimo un ajustadísimo trasteo en el que Catella no despegó las zapatillas del albero, pero que se fue viniendo abajo, permitiendo al matador dejar algunos destellos sueltos de mucho empaque cuando toreó con la derecha, ya que por el izquierdo el animal dijo nones a la primera de cambio.
En el que cerraba plaza, otro emocionante trasteo en el platillo, con un pase cambiado por la espalda para luego recetarle varios derechazos de mucha enjundia, parecía que serviría para mejorar la nota en el aspecto ganadero, pero todo fue un espejismo, ya que el morlaco se desinfló y fue Castella el que nuevamente tuvo que tirar de oficio y asegurarse la segunda oreja que le valía para salir a hombros, como así finalmente ocurrió. 
El compañero de Castella en esa salida triunfal fue en esta ocasión Juan José Padilla, que en sus dos toros dejó los mejores lances con el capote de la tarde. Con la muleta la cosa fue otro mundo, optando en el que abría plaza por una faena populista, con muchos desplantes, circulares, abaniqueos y un abuso casi descarado del pico del engaño, lo que no fue óbice para que el público solicitara las dos orejas para el jerezano. Premio que repetía en el segundo de su lote, en otra faena de aliño que comenzó con un trasteo de rodillas junto a las tablas, para ir bajando enteros hasta diluirse en la nada. Actuación que de no haber sido por el magnetismo y la facilidad con la que Padilla conecta con el público, no hubiera trascendido. De ahí que incluso se pidiera el rabo para el matador jerezano, acertadísimamente negado por el presidente del festejo que, paradojas de la tarde, no recibió ni un solo pito de desaprobación cuando lo normal, habida cuenta de la mayoritaria petición, es que la plaza hubiera mostrado su desacuerdo con la postura del usía.
Y algo no muy habitual y que esta tarde ha ocurrido en Cabra, ha sido ver a El Fandi abandonar la plaza por su pie, acostumbrado como está el granadino a salir a hombros, un día sí y el otro también. La razón, el mal uso de la espada y dos toros imposibles, a los que, eso sí, el granadino consiguió arrancar un ramillete de naturales de buen trazo y bella factura. Muy suelto con el capote, con el que realizó vistosos quites, el primero de ellos por “lopecinas”, y sobrado en banderillas, aunque esta tarde tuviera una pasada en falso que subsanó con un electrizando par doble, Fandi aprovechó las pocas embestidas que tenía el segundo de la tarde para dejar varias tandas con la zurda ciertamente estimables, bajando muchos enteros su actuación cuando toreó por el pitón contrario, en una faena largísima. La efectividad con la espada, una de las señas de identidad de Fandila, esta tarde le fue esquiva perdiendo con ello otro apéndice en su primero, así como el trofeo que le hubiera hecho mantener esa racha de puertas grandes tras errar en dos ocasiones en el segundo de su lote.
Con el granadino y su cuadrilla abandonando el más que sesquicentenario coso egabrense, mientras que Padilla y Castella lo hacían a hombros, finalizaba este tradicional festejo del Sábado Santo en Cabra, que ha vuelto a registrar una gran entrada de público sirviendo a la par de inauguración a la temporada taurina en la comarca de la Subbética.

FICHA DEL FESTEJO:
Ganado: seis toros de Torrehandilla-Torreherberos, terciados, justos de fuerza y de juego desigual, siendo pitados en el arrastre tercero, quinto y sexto.
Juan José Padilla: estocada (dos orejas); y estocada tendida y caída (dos orejas con petición de rabo).
David Fandila El Fandi: pinchazo y estocada caída (una oreja); y dos pinchazos y estocada (saludos desde el tercio tras petición insuficiente de oreja).
Sebastián Castella: estocada (una oreja); y una estocada y descabello (una oreja).
Plaza: Cabra. Casi lleno en tarde de cielo entoldado y temperatura agradable. Como agradable novedad, una tablilla expuesta en el centro del ruedo anunciaba los datos, incluido el peso, de cada uno de los toros lidiados.

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