Mª Carmen Mérida, presidenta de Lugarsur, analiza la situación del colectivo de inmigrantes en Priego y la labor de esta asociación prieguense
Antonio J. Sobrados Pareja
Lunes 1 de diciembre de 2008 - 11:02

La comarca de Priego de Córdoba se encuentra ya prácticamente inmersa en una nueva campaña de recogida de la aceituna. El olivar es sin duda uno de los grandes pilares de la economía prieguense y motor económico de muchas zonas rurales. Desde hace años, en cada campaña viene siendo muy frecuente el empleo de mano de obra inmigrante.

Es por ello que cada año son cientos, las personas de otras nacionalidades, especialmente marroquíes, rumanos y ecuatorianos, los que vienen hasta Priego y su comarca en busca de un puesto de trabajo temporal en labores agrícolas. A ellos hay que sumar una cantidad importante de población inmigrante que se encuentra asentada en la comarca, y que cada vez se encuentran más integrados en la sociedad.

Sin embargo, a las duras condiciones de estas tareas, hay que añadir las dificultades sociales que estas personas encuentran en su aventura por buscar un mejor modo de vida y unos ingresos económicos que no tienen en su país de origen. El rechazo social, el idioma, el desconocimiento de la cultura o el acceso a una vivienda, son dificultades añadidas que estas personas encuentran al llegar.

Por fortuna, existen colectivos o asociaciones que tienen como fin ayudar y mejorar las condiciones de este grupo social, de manera totalmente altruista y a veces poco reconocida. Es el caso en Priego de la Asociación Lugarsur, cuya presidenta es Mª Carmen Mérida Pareja.

-Estamos prácticamente inmersos en una nueva campaña de recogida de aceituna, ¿cómo se presenta para el colectivo de inmigrantes?

-Estamos ante una campaña atípica, en comparación de las anteriores. Desde hace años suelen ser inmigrantes los que recogen la aceituna. Este año, con la situación económica y la gente que hay en paro, no sabemos cuantos inmigrantes tomarán parte en la misma, porque hay muchos españoles que las van a recoger ellos. De entrada es una situación atípica porque nosotros no podemos controlar como se va a desarrollar, y además será más corta que las anteriores.

-¿Ha influido bastante la situación económica?

-Ha influido bastante, ya que los españoles que recogerán la aceituna proceden mayoritariamente del sector de la construcción, y ese puesto de trabajo era ocupado por inmigrantes. Ahora, no sabemos si estas personas cuando estén aquí se trasladarán a otras zonas con más posibilidades de trabajo o se van a quedar aquí.
De todas maneras desde Lugarsur sí estamos preparando la campaña en las áreas en las que intervenimos y con los organismos que venimos colaborando y trabajando.

-¿Suele llegar más mano de obra inmigrante con contrato de trabajo en origen?

-Esta situación se ha dado más en localidades como Carcabuey. En Priego estas personas suelen llegar más por libre, porque han estado aquí con anterioridad o porque los familiares o compañeros los han traído. 

-¿Qué nacionalidades son las más frecuentes durante la campaña de la aceituna?

-Principalmente marroquíes, que son la población mayoritaria, además de rumanos y sudamericanos.

-¿Durante la campaña olivarera, cómo funciona y qué servicios ofrece Lugarsur?

-Uno de los principales es el servicio de asesoramiento jurídico, desde que lo pusimos en marcha es el más demandado, por la cantidad de gente que viene con un desconocimiento legal muy grande y la falta de medios económicos. Desde el año pasado este servicio tiene carácter comarcal, ya que firmamos convenios con Carcabuey, Cabra y Priego, y este año se ha incorporado Almedinilla. Así tratamos de aunar esfuerzos, prestando el mismo servicio en otras localidades aunque cada una tenga características diferentes. En Priego se presta durante todo el año y en el resto de localidades especialmente durante la campaña olivarera.
Este servicio va destinado tanto a inmigrantes como españoles, ya que son muchos los empresarios que se acercan a hacer consultas. Con el asesoramiento jurídico se abarcan aspectos como asesoramiento sobre inmigración y emigración, información sobre regularización, permisos de trabajo y residencia, tramitación de recursos administrativos, etc.

-Hace unos años se puso en marcha un proyecto de búsqueda de vivienda para inmigrantes, ¿se sigue prestando?

-Si, el proyecto “Con techo” se sigue prestando, y en él Lugarsur actúa como mediador para que en un régimen normalizado de alquiler, los inmigrantes puedan acceder a una vivienda. A lo largo de su puesta en marcha ha sufrido variaciones, porque lo que se pretendía es que no hubiese trabas en el alquiler, la asociación asume todo tipo de responsabilidades y además se contrata un seguro de continente y contenido.
En este sentido, necesitamos más pisos para alquiler, ya que hay mucha población inmigrante, tanto itinerante como ya asentada que demanda un piso, nosotros no lo podemos alquilar porque no nos los ofrecen.
Uno de los objetivos que pretendemos con este servicio es que si todo funciona bien, que sean los propios inmigrantes los que alquilen directamente con el dueño del piso. Hay problemas importantes con personas que vienen y que en algunos casos están mal viviendo en cuevas. Este año la campaña es más corta y para un tiempo más reducido no hay ofertas de alquiler y si tampoco tienen trabajo o están de manera más asentada, sí necesitaríamos pisos, ya que es un programa que ofrece muchas más garantías para el arrendador, al ser la asociación la que se ocupa de todo y asume todas las responsabilidades.

-¿Qué otros servicios o actividades ofrece Lugarsur?

-Hemos incidido mucho en el tema de la sensibilización social, ya que se tiene miedo a lo desconocido y siempre que se conozca más a las personas, su cultura y demás, será más fácil entender determinadas formas de vida. Por ello desde el año 2004 estamos organizando las jornadas interculturales, en colaboración con el CEP Priego-Montilla y Servicios Sociales. Dentro de estas jornadas entregamos el Premio Lugarsur, que reconoce el trabajo de personas y colectivos que más destacan dentro de este campo.
Además hemos financiado el libro “Mujeres de esperanza” de Margarita García, que describía la vida de siete mujeres inmigrantes residentes en Priego, también realizamos el cortometraje “Safard, el viaje” y hemos presentado el audiovisual “Ecuador, la otra mitad del mundo”, que se han presentado en numerosas localidades andaluzas y ayuda a comprender el por qué estas personas apuestan por salir de sus países de origen y como es su vida a aquí.
Además participamos en la Mesa de la Sanidad con distintas asociaciones de la provincia, para mejorar la atención sanitaria al inmigrante, conociendo sus demandas, se hicieron unas jornadas en el Hospital Infanta Margarita, además de actividades conjuntas con otros colectivos o administraciones.
Además de ello hemos presentado un proyecto para el 0,7, con el que se pretende llevar y canalizar el agua en una aldea de Camerún, situada a 150 kilómetros de la capital política. El proyecto tendría dos fases, primero construir un pozo en la aldea y después sensibilizar a la población sobre la falta de recursos que hay en estos lugares.

-¿Ese desconocimiento que se tiene de otras culturas aleja?

-Totalmente, además puede dar lugar a situaciones bastante lamentables. Lo primero que habría que entender es saber los motivos que les empujan a salir de su tierra, y eso sólo se puede saber desde el país de origen. Por ello estos documentales se centran en su país de origen, cómo es su vida allí, qué es lo que les lanza a la aventura de la inmigración y como es su vida aquí, por eso es muy importante saber esos motivos.

-¿Ellos mismo también hacer por integrarse o hay colectivos más reacios?

-Los ecuatorianos o colombianos, por el idioma y la cultura es mucho más fácil su integración, además de ser más abiertos. Con marroquíes cuesta más, sobre todo cuando tiene que mediar un hombre. Con las mujeres es más fácil, se intenta llegar a ellos de esta manera, pero con algunos colectivos es más complicado.

-¿Somos xenófobos en Priego?

-Es bastante complicado. Un ejemplo que veo muy de cerca es el fin de semana, el tema de la movida, si no hay ningún altercado ni problema, todo es maravilloso. Con respecto a los marroquíes sí hay mucho recelo. Si ese fin de semana hay algún altercado y está implicado algún ciudadano inmigrante, todo lo que has concienciado a la gente en meses o en años, se va todo por la borda en un minuto. Tenemos diferentes baremos a la hora de medir las conductas de ciudadanos españoles y de otros países. Solemos meter en el mismo saco a todo el mundo, es complicado porque están en el punto de mira de la sociedad y en ocasiones se generalizan conductas.
Basta con que haya un problema con un inmigrante para que todos los de su nacionalidad sean catalogados igual. No es cuestión de culturas, sino de personas.

-¿Cómo se financia Lugarsur?

Las cuotas de los socios son mínimas, subvenciones que se piden a la Delegación de Igualdad y Bienestar Social, con la puesta en marcha de programas específicos, y con otras administraciones, así como con distintas actividades que hemos realizado a lo largo del año, como el festival benéfico o la muestra de artistas solidarios que donaron sus obras para sacar fondos, ya que además atendemos situaciones concretas y más individualizadas, y hemos colaborado con otros colectivos, como el envío de ropa para el asilo del Padre Pateras o la recogida de alimentos en colaboración con el Colegio San José de los Hermanos Maristas.

-¿Cuántos socios integran Lugarsur?

En torno a los sesenta, pero además contamos con un amplio número de voluntarios, en su mayoría jóvenes, que colaboran activamente con la asociación.

-Como presidenta de Lugarsur, ¿cuál sería su sueño?

-La verdad es que es bastante complicado, una sociedad más justa sonaría a tópico. Centrándonos en Priego, si todos fuésemos más solidarios, tratando de entender al vecino inmigrante, ayudarle y cambiar el chip, con respecto al fenómeno de la inmigración, sería todo mucho más positivo.
Ahora se hacen muchas campañas navideñas y concienciación, se derrocha mucho amor en una determinada época del año, cuando debería ser así durante todo el año, debería ser Navidad todo el año.

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