Juan Damián Sánchez Luque
Viernes 19 de abril de 2013 - 09:25
generica

Fíjate que paradojas. Ésta sección se llama "Por su nombre" y sin embargo hoy que te escribo a tí, la ética, el secreto profesional y un montón de cosas más, no me permiten nombrarte. Haría muy mal y no, no te nombraré.

Sé que tú no vas a leer ésto, pero ello no me releva de mi secreto.
No te puedo nombrar, aunque tú no leas lo que ahora escribo. En el fondo no sé ni por que estoy escribiendo ésto. Tal vez lo haga por catarsis; no lo sé.
Últimamente no sé muy bien ni por qué hago muchas de las cosas que estoy haciendo, ¿cómo voy a pretender que las entiendan los demás?. Pero tú que, para quien lea esto, no tienes edad, ni nombre ni cara. Está bien eso del secreto. Claro que es un secreto para los demás; no para mí.
Sé también cosas de tu vida que tras analizarlas, las veo con una claridad que a ti seguro que se te ha negado.
Tú no sabes que conozco otras cosas que preferible sería que no las supiera. Quien lea ésto nunca te identificaría, pero yo, mientras escribo, te veo ante mí. Veo como tu juventud se va marchitando, casi víctima de un mal viento, y como las circunstancias te empujan hacia lugares que ni tan siquiera debieran existir; no, al menos, en tu edad. Eres tan joven para sufrir como lo haces...
Nadie elige ni la fecha ni el lugar donde va a nacer. Nace. Y tú naciste en el peor de los lugares; nada más hacerlo te colocaron en la parte de los perdedores, de las víctimas y ahí vas a continuar. Luego dirán que fuiste tú quien tuvo la culpa, pero ya habías nacido con la culpa. La vida es muy injusta y no da opciones a sus víctimas. Sabes que quise hacer y no pude, tampoco me lo pusiste fácil, y cada vez que me cuentan algo tuyo siento en mí el fracaso. No pude, no quisiste, no supe; que más da, el caprichoso dedo del destino ya te había señalado.
Ahora se ensañan y te culpan por lo que haces, por lo que estás haciendo, pero ¿te dieron opción a elegir?. No , sólo te hicieron culpable, y vas arrastrando esa culpa en esta bendita sociedad, que te criminaliza, pero que nada hace por ayudarte. Arrastras tu culpa como el perro que se escapa arrastra su cadena. Pero tú no eres culpable de nada, tu pecado fue haber nacido donde y cuando naciste, y ya sabemos que eso nadie lo elige.
Tú no tienes nombre, edad ni rostro. Yo sé quién eres, cuántos años tienes y conozco también tu nombre. No puedo decirlo. Si supiera que ibas a leer algo de lo que yo escribiera, te enviaría un mensaje. Pero sé que no lees.
Ya ves, yo leo, tengo edad, rostro.
¿Sabes lo que no tengo ya?, FUTURO.

Otras Noticias

Juan Damián Sánchez Luque   |  Miércoles 10 abril de 2013

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información