Estos días la ciudad de Londres se conmocionaba ante los seis segundos de retraso que se habían detectado en el emblemático Big Ben, el reloj que preside el edificio del parlamento. Estos seis segundos que han causado tremendo revuelo social contrasta con los siete minutos de retraso con los que nuestro Big Ben de Priego, el reloj de nuestro ayuntamiento, da las horas.
Quizás poca gente se ha percatado de este fallo, porque en Priego todo va bien, como el partido popular y sus medios de comunicación se han encargado de vender hasta la saciedad en los últimos cuatro años. Y así nos va.
En un intento de seguir confundiendo a la opinión pública, la alcaldesa, conocedora de su incapacidad de gobierno para dar soluciones para Priego, ya ha mostrado su estrategia con la que justificar su inacción ante las evidencias claras de un pueblo que va hacia atrás: la culpa es de todos los demás, menos de ella. En todas las demandas que se realicen a otras Administraciones, los socialistas estamos convencidos que serán apoyadas por todos los grupos políticos, porque lo que es bueno para Priego debemos exigirlo todos al unísono. Pero ser alcalde o alcadesa de un pueblo no consiste en liderar crispaciones permanentes con otros gobiernos, ni pasarse el día conectados a redes sociales. Gobernar un ayuntamiento es tomar decisiones, la mayoría de ellas difíciles, porque para eso se asume la responsabilidad. Y si María Luisa Ceballos, como alcaldesa, no está capacitada para ello, debería de irse. Hay problemas que dependen en exclusiva de su gestión al frente de la alcaldía y en los que hace falta una solución:
Destaca la despoblación de Priego y de las aldeas. 416 prieguenses menos entre 2011 y 2014, con una repercusión directa en los ingresos por habitante que recibe nuestro Ayuntamiento, el cual deberá reorganizar para ajustarlo a la nueva realidad. ¿o piensa seguir asfixiando a nuestros vecinos con subidas descomunales de impuestos como el IBI, el que por cierto se comprometió en bajar?
Importante también las decisiones a tomar en las empresas participadas por el Ayuntamiento, como la empresa de aguas, de cuya oscura gestión es máxima responsable la alcaldesa como presidenta de la sociedad Aguas de Priego S.L.; así como tomar una solución con la concesionaria de la piscina municipal, con unas pérdidas cercanas a los cien millones de pesetas.
Decisiones difíciles en uno de los ayuntamientos más endeudados de la provincia, una deuda que Ceballos aumentó en su primera legislatura bajo su responsabilidad en más de dos millones de euros, negados durante la campaña electoral y que después se ha dignado a reconocer en sesión plenaria.
La oposición, mayoría en el pleno del ayuntamiento, no debe consentir que Priego y sus aldeas vayan descompasados como el reloj consistorial por una alcaldesa y un equipo de gobierno sin respuestas para los problemas de nuestra gente. Ante la pasividad, es nuestra responsabilidad volver a marcar el ritmo del desarrollo y el progreso.