Unas 1.500 personas accedieron al recinto ferial durante los tres días de conciertos.
Redacción
Martes 24 de agosto de 2021 - 18:38

Enmarcado en la programación estival del ayuntamiento de Priego dentro del denominado “Mascarón”, durante los días 13, 14 y 15 de agosto se ha celebrado la quinta edición del Festival Nacional de Jazz, “Jazzándaluz”, coorganizado junto a la Asociación Cultural Jazz P.C. con la financiación principal de la Diputación Provincial de Córdoba a través del Plan Más Provincia 2021 y del Ayuntamiento, así como varias firmas privadas como la Fundación Cajasur, aceite Venta del Barón, la firma francesa de sonido APG, la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes (AIE), y otros pequeños colaboradores que desde los inicios vienen apoyando modestamente al festival como son La Garrocha, Neumáticos Felipe, Construcciones Altés, Horno Lopera, Hotel Río Piscina y la D.O.P. Priego de Córdoba, además de la empresa egabrense de sonido Zero DBS.

A pesar del calor extremo, ya que el festival coincidió con varias jornadas de elevadas temperaturas, la situación de pandemia provocada por el Covid19 y el haberse trasladado desde la Huerta de las Infantas al nuevo espacio del recinto ferial, gracias a la dirección del festival, desde la asociación, con un equipo de gestores y voluntarios compuesto por cerca de 25 personas y con un equipo de producción fiel desde anteriores ediciones, se pudo celebrar este evento en un recinto que en un principio se mostraba frío, preparado para eventos más multitudinarios y que hacía añorar el encanto y la magia de los jardines de la Huerta de las Infantas, pero que ha permitido desarrollar la actividad con mayor amplitud y respetar con mayor seguridad todos los protocolos impuestos por el Covid, aportando además mejores instalaciones y una mayor facilidad a la hora de la logística, transporte y montaje.


En torno a unas 1.500 personas, según la organización, se han acercado a disfrutar de la programación de Jazzándaluz en su V edición, a pesar de los factores adversos citados anteriormente y gracias a un cartel muy atractivo, la difusión realizada durante las semanas previas y, sobre todo, a la labor realizada durante las ediciones anteriores que ha supuesto que este evento se convierta en cita obligada para los amantes del jazz en nuestra comunidad autónoma.


Los conciertos
Para esta ocasión, Clara Ares compuso un cartel sobre la base de una fotografía realizada en la primera edición del gran trombonista Toni Belenguer, participante y gran amigo de este Festival, fallecido el año pasado, como una forma de rendirle tributo.


El primer día, 13 de agosto, se pudo disfrutar del trabajo Miscelínea, de Rafa Redondo y Antonio del Caño (R.A.zz), un trabajo en el que se unen el rock que estos músicos han vivido como música generacional, el flamenco y la canción andaluza como entorno local próximo, y el jazz, la matriz sonora y contexto musical donde inscriben su música.


Un repertorio totalmente original, con una tremenda carga emocional al tratarse de un proyecto netamente prieguense, ejecutado magistralmente por una banda que, además de contar con los autores del trabajo, conforman el saxofonista gaditano Pedro Cortejosa, el cantaor barcelonés Matías López “El Mati” y el baterista ceutí David León, consiguió poner en pie al nutrido grupo de espectadores que se acercó la primera noche hasta el Recinto Ferial.


El segundo día, 14 de agosto, se pudo escuchar a la vocalista y compositora Pepa Niebla, la cual presentaba Renaissance, su primer álbum de composiciones originales después de sus lanzamientos Pepa Niebla Project y Pepa Niebla & Ricky Vivar. 


La música de Renaissance refleja una influencia del jazz contemporáneo de Nueva York que Pepa ha combinado con historias de amor, familia e inmigración para crear un trabajo sincero y personal. El quinteto para esta ocasión lo formaban Pepa Niebla, voces y composiciones, Toni Mora, guitarra y composiciones, Maxime Moyaerts al piano, Toño Miguel al contrabajo y Rodrigo Ballesteros a la batería, un auténtico lujo que se pudo mostrar en su mayor explendor gracias al cuidado trabajo de producción del Festival.


El tercer día, 15 de agosto, llegaba a Priego de Córdoba el álbum que celebra los 20 años de carrera del autor. Con su  formación a trío: el propio Dorantes al  piano, el contrabajo de Javier Moreno y la percusión de Isidro Suárez, firma un trabajo lleno en matices, fuerza y libertad musical.


El poder blando y los ardientes matices del álbum El Tiempo Por Testigo, más que flamenco, más allá del jazz. Dorantes… Duende y Swing, desarrolla una música llena de fuerza, matices y libertad. La interpretación en el escenario de Jazzándaluz fue sencillamente magistral tanto por parte del Dorantes como de los músicos que le acompañaban, entre los que, como sorpresa y para interpretar el ya mítico tema Orobroy, Dorantes invitaba a subir al escenario a su hijo Rubén Peña, trombonista, en lo que, según las palabras del de Lebrija, sería la primera vez en que padre e hijo compartían escenario, una escena cargada de emotividad que hasta el momento solo se ha producido en el escenario de Jazzándaluz.


El Maestro consiguió atraer al grupo más numeroso de espectadores de todas las jornadas del festival, conectando con un público entregado desde el primer minuto y al que supo agradecer su complicidad y entrega firmando copias de sus trabajos discográficos y realizándose fotos con todo aquel que quiso. Sin duda, un broche de oro para esta V edición. 

Las jams sessions
Como colofón y contraste a los conciertos por el formato más cercano y espontáneo de las jams sessions, se pudo disfrutar de más jazz en directo en un segundo escenario a la finalización de los mismos hasta avanzada la noche siempre cumpliendo la normativa vigente y en las que se pudo disfrutar el primer día de la música de Gon Navarro (guitarra), de Nacho Megina (batería) el segundo y del saxofonista Sergio Albacete el tercero. 


Exposición de la II convocatoria mail art/arte postal Jazzándaluz
Paralelamente a la celebración del Festival y en el propio Recinto Ferial durante las noches de jazz se pudo contemplar la exposición de los trabajos presentados en este certamen totalmente altruista y que reunía unos noventa trabajos postales venidos de todas partes del mundo, superando con creces la participación del año anterior de 34 composiciones, y viajando aproximadamente la mitad de ellos desde fuera de España, entre ellos autores bastante reconocidos en los círculos de esta expresión artística que, aunque no muy conocida por los profanos, gracias a esta convocatoria está dando a conocer el potencial y la originalidad de este formato, consiguiendo para el Festival Jazzándaluz acumular unos importantes fondos que hacen pensar en una próxima exposición más estable.

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