La institución cuenta en la capital con un centro ambulatorio, una unidad de desintoxicación hospitalaria y un piso para mujeres con problemas de alcoholismo
Redacción
Jueves 27 de enero de 2011 - 16:04

Cruz Roja Española ayudó el pasado año a superar los problemas de drogodependencia de 345 personas en Córdoba, de las cuales 112 –una tercera parte- recurrían a los servicios de la entidad por primera vez. 

En el centro ambulatorio que la organización tiene en la capital se llevaron a cabo a lo largo de 2010 más de 6.200 intervenciones, entre la atención médica, la psicológica y la social prestada a los pacientes.
El centro, en el que trabajan un médico, una psicóloga, una trabajadora social y un nutrido grupo de voluntarios y voluntarias, ofrece tratamiento integral ambulatorio a toxicómanos y apoyo y asesoramiento de diverso tipo a sus familiares.
Los profesionales hacen un seguimiento médico y psicosocial de los pacientes, que contempla revisiones clínicas periódicas y terapias individuales y de grupo, así como diversos controles toxicológicos. De estos últimos se efectuaron durante el pasado año un total de 394 pruebas.
Por otro lado, el área de drogodependencias de Cruz Roja cuenta también con una unidad de desintoxicación hospitalaria, ubicada en el centro sanitario que la institución posee en Córdoba y que está orientada a personas con alta dependencia alcohólica o mixta.
Este recurso, que funciona desde 1989, ha alcanzado una duración media en el tratamiento inferior a los cuatro días de media por paciente, lo que minimiza los inconvenientes laborales que implican una terapia de esta índole.
Durante el pasado año, el personal de la institución realizó 98 desintoxicaciones hospitalarias.
La labor en materia de drogodependencias de Cruz Roja Española se completa con el piso terapéutico para mujeres con dependencia alcohólica, un recurso único en Andalucía por el que en 2010 pasaron 27 mujeres.
Las beneficiarias de este dispositivo cuentan con unas circunstancias personales y familiares muy deterioradas, agravadas por el alcoholismo, y durante su paso por esta residencia reciben un tratamiento con el que no sólo se busca que superen esta adicción, sino también que mejoren sus habilidades sociales y su situación familiar.
El tiempo de estancia en este piso oscila entre un mínimo de dos semanas y un máximo de seis meses.

 

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