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Debacle socialista
Lunes 12 de diciembre de 2011 - 23:45
Aunque es la historia de una muerte anunciada, no deja de sorprender el profundo túnel adonde ha caído el Partido Socialista como resultado de las últimas elecciones generales. Si ya las elecciones municipales del pasado mayo resultaron ser una derrota estrepitosa, éstas de noviembre han representado el remate de esta caída libre hacia un precipicio cuyo final está todavía por dilucidar.
El futuro nos dirá si el batacazo de pérdidas de votos ha provocado fracturas de huesos que una vez curados son de lenta y dolorosa recuperación, o la rotura del esqueleto es de tal gravedad que deja al accidentado completamente inmóvil para sus desplazamientos por el campo de la lucha política. El distanciamiento hacia abajo con otros resultados históricos muestra un balance preocupante. Cambiar esta tendencia es un reto de difícil logro, incluso si se pone como objetivo primordial y se lucha para conseguirlo con todos los recursos disponibles.
El sistema democrático vigente con todos sus defectos inherentes nos pone de manifiesto en esta ocasión uno de los valores más apreciados en los que se sustenta: la alternancia. El cambio, —dicho sin connotaciones electorales—, es uno de los resortes que tiene el pueblo para buscar nuevas situaciones de futuro donde pueda vislumbrar sus deseos de progreso. La monotonía aburre, incluso si esta es placentera. Se rompe el ritmo, para ir en busca de la partitura. De esta forma la alternancia es una esperanza, y como bien dice el pueblo, ésta es lo último que se debe perder.
Sin embargo, este deseo manifiesto de ver caras nuevas que de principio muestran los últimos resultados no es totalitario en la población, aunque sea uno de los rasgos más destacados. En Priego han votado PP el 42.21% de los votantes que representan la cuarta parte de la población total, es decir, una de cada cuatro. Por primera vez en unas generales ganan los populares en la ciudad. Ahora bien, por cada cuatro prieguenses, para tres les ha sido indiferente o no han votado ver caras nuevas y logotipos de partidos distintos, y esto a pesar de la profunda crisis económica y financiera que padecemos en Europa, que ya ha propiciado el cambio de gobierno en siete países.
El PSOE, a pesar de la tendencia a la baja generaliza en toda España ha conseguido un 33'75 %. Uno de cada tres votantes le ha permanecido fiel. Que ya lo quisieran para ellos otras formaciones, pero como su dirección es cuesta abajo, el dato es doloroso. Como punzante es para los andalucistas ese 12'38 %, un poco acaramelado, puesto que su tendencia ha sido hacia arriba. Con todo, los partidos nacionalistas por ahora no mueven el voto de las multitudes andaluzas. "El nos van a oír" no ha pasado de las Angosturas.
Izquierda Unida cobra algo de aliento como UPyD, ambas recogen parte del voto de los anteriores votantes socialistas, siendo testimoniales Equo y FE de la JONS. Esta formación con el 0'30 % nos dice que a pesar de los años, y de la historia pasada, todavía quedan nostálgicos arraigados a sus vivencias infantiles.
Se suma a lo anterior el 25'87 % de abstenciones, más el 2'80 % de votos nulos o en blanco, datos que nos dicen que de cada cuatro paisanos con derecho a voto, uno largo no se ha movido de su casa y le da igual mande quien mande puesto que seguramente piensa que pueden mudar de aires caras y banderas pero lo que nunca va a cambiar son las actitudes de los que trepan al poder. Para ellos son los mismos lobos con distintas caretas. Y puesto que van a ser comidos, no le importa la cara del comensal.
Si los cambios son un gozo por la esperanza que provocan, deseamos que esta virtud dure y dure. Que el desencanto tarde y tarde. Cuando este llegue, como ha de suceder, ya estaremos convocados para nuevas urnas y el ciclo volverá a empezar.
Esta es la cuestión.