Con el permiso de ustedes
hoy quisiera cantarle
al barrio de mi niñez,
ese donde me crié
Donde poco a poco fui creciendo
entre juegos y travesuras
con amigos verdaderos
y donde un día conocí
al que fue mi amor primero.
Donde en las noches de verano
la calle se convertía
en un comedor de lujo
y lo que hubiese de cena
entre “tós” se compartía
A ese barrio donde nunca a nadie,
a nadie le faltó de nada,
porque faltando de todo
siempre había un vecino cerca
que sin pensarlo te ayudaba,
sin pedirte nada a cambio
y sin echártelo a la cara
Las puertas de mi barrio
siempre estaban abiertas
“pa tó” el que quisiera entrar
porque lo que había allí de valor
no lo robaba ningún ladrón
que lo llevaba mi gente
dentro de su corazón.
Aunque ahora que lo estoy pensando
a que carajo le estoy cantando
si yo me crié en un cortijo
allí solo en mitad del campo.