Estado de las obras en la torre-espadaña de la Aurora ayer martes. (Foto: R. Cobo) (Foto: Cedida)

Más de siete años después de que se colocara una protección metálica ante el temor a nuevos desprendimientos, ya ha comenzado la intervención en la torre y espadaña de la ermita de Ntra. Sra. de la Aurora y San Nicasio, que con un presupuesto inicial de 50.000 euros, tendrá una duración de dos meses aproximadamente.

El elemento arquitectónico, de unos 16 metros de altura, realizado en travertino en la segunda mitad del siglo XVIII, siendo atribuida a Juan de Dios Santaella, presentaba según los técnicos un precario estado de conservación, debido a la actividad sísmica de la comarca, causante a su vez en los dos últimos siglos del despegue y desplazamiento de sillares, la arenización de morteros y la aparición de grietas, que la Hermandad ha ido reparando desde que a finales del siglo XIX colocaron números elementos metálicos de sujeción, como así indicaba Manuel Jiménez Pedrajas, miembro del equipo que intervendrá en la restauración, junto al arquitecto José García Márquez, el aparejador Fernando García Márquez, y miembros de la empresa de construcción Medina Bahiga.
Según Jiménez, los trabajos consistirán en el montaje de andamio, eliminación de añadidos y limpieza de juntas, colocación de apuntalamiento en arco del campanario, desmonte de sillares degradados, consolidación interna de grietas con inyección de mortero, cosido de elementos pétreos con varilla de fibra de vidrio y resina epoxi y consolidación de zonas degradadas, confección de piezas nuevas, relleno de juntas, limpieza de sillares y eliminación de materia orgánica, aplicándose un consolidante y un fungicida, sustituyéndose el sistema de anclaje de la campana, impermeabilización de la base de la espadaña y pintado y protección de los elementos metálicos.
Por su parte, el arquitecto responsable de la intervención, José García Márquez, indicaba que tras el análisis previo de la situación que presentaba la torre, se valoró qué tipo de actuación se llevaría a cabo, acometiéndose finalmente la restauración y consolidación de los elementos de la misma, destacando el minucioso trabajo que se ha llevado a cabo en cuanto al levantamiento y patologías que presenta el elemento arquitectónico.
La intervención, cuyo presupuesto asciende a 50.000 euros, será asumida por la propia Hermandad y por la empresa mixta aguas de Priego, que aportará 23.000 euros y que como indicaba su gerente, Delfín Moreno, con este tipo de actuaciones, “reafirma el compromiso que tiene con la sociedad prieguense, apoyando a una institución con la solera y prestigio de la Hermandad de la Aurora”.
En esta línea, Miguel Valdivia Granados, tesorero de la hermandad de la Aurora, destacaba el esfuerzo realizado por el Consistorio para la coordinación de las distintas partes que tomarán parte en la actuación, agradeciendo la colaboración de aguas de Priego, al tiempo que recordaba que el resto de la cantidad a la que ascienden los trabajos, deberá ser asumida por la hermandad, de ahí que aprovechara la ocasión para solicitar todo tipo de colaboraciones y ayudas, añadiendo en este sentido la que se recibirá de la obra social de la caixa, 2.000 euros destinados a la restitución del sistema de anclaje de la campana.
Por su parte, la Alcaldesa prieguense, maría Luisa Ceballos, recordaba que fue en agosto cuando por vez primera se planteó la necesidad de aunar esfuerzos entre la iniciativa pública y privada para acometer la intervención en este tipo de elementos arquitectónicos que forman parte del patrimonio monumental prieguense, haciendo mención a que la redacción del proyecto se realizó por técnicos municipales. Igualmente, Ceballos indicaba que aprovechando la intervención  se acometerá la restauración de la imagen que preside la hornacina central de la portada de la ermita, a la que el pasado año se le desprendían varios elementos ornamentales.
Por último, la Alcaldesa adelantaba que desde el Consistorio prieguense ya se están dando los pasos pertinentes para proceder a la intervención en la espadaña de la ermita de Las Angustias, cuyo estado de conservación también hizo aconsejable la colocación de un armazón metálico que impidiese la caída de elementos decorativos a la calzada.