A los políticos, aunque lo seamos de manera ocasional, nos gusta decir que “la política es una herramienta útil para cambiar la sociedad” (o algo parecido, cada uno lo matiza como que cree oportuno) y, realmente, creo que es así: en nuestras manos, en nuestras decisiones, está el que las cosas públicas tomen unos derroteros u otros y, por consiguiente, que la sociedad avance –¡o retroceda!- y que la calidad de vida de los ciudadanos mejore -¡o no!-, lo cual implica una gran responsabilidad, por razones obvias.
Claro que, en esos menesteres, no es igual estar gobernando que hacer política desde la oposición y, desde luego, puede pensarse que la responsabilidad tampoco sea la misma. Quizá, por eso, a algunos se les olvida, demasiado rápido, que lo que se dice y/o se hace cuando se está en un lado hay que mantenerlo cuando se pasa al otro: bajada – subida de impuestos, aumento – recorte de pensiones y salarios, etc., etc. Seguramente, ese cinismo será una de las causas por las que la ciudadanía da la espalda, y algo más, a los políticos.
No me referiré, en estos momentos, a lo que está pasando a nivel nacional, que eso daría para todo un libro, sino a algo mucho más cercano y, por consiguiente, de una repercusión más inmediata para nuestro Municipio, para nuestra comarca. La inauguración, en el día de ayer, de la variante de El Cañuelo nos ha deparado, además de un chusco mitin para “consumo interno”, la oportunidad de comprobar que ese cinismo político también anida en las prácticas que quienes, diciéndose de izquierdas, no dudan en cambiar su discurso y se crispan cuando las reivindicaciones se dirigen a ellos, simplemente porque ahora les toca gobernar.
Aparte de ese recurso tan en boga de echar la culpa a otros, que la tienen, sin duda, lo que más me ha molestado –y hasta cabreado, por qué no decirlo- ha sido esa actitud cínica de servir de parapeto a una Consejera ante la reivindicación pacífica, justa, razonable… de unas mejoras en carreteras que llevamos años exponiendo y que, a día de hoy, siguen siendo imprescindibles para el desarrollo de nuestra comarca. Y es que no basta con ponerse detrás de una pancarta, no, hay que tener la coherencia y la decencia de saber exigir lo que es justo a quien corresponda en cada momento, independientemente de que esté en el gobierno o no, por muy camarada, compañero o correligionario que sea. Puede que moleste encontrarse con un grupo de ciudadanos y una pancarta, puede que se piense que eso está orquestado contra alguien, puede que se quiera aprovechar un momento de ”gloria” sin que nadie lo estropee… ¡yo qué sé! Pero, desde luego, lo que no me parece de recibo es que se pierdan los nervios y se revuelvan contra quienes están donde tienen que estar y donde siempre han estado (y hablo por mí y mis compañeros, al menos) que no es sino reivindicando, exigiendo, lo que en justicia nos pertenece. En lugar de ser parapetos, quedarían mejor alineándose con quienes reivindican, por una mera cuestión ética y hasta estética. Aparte de que, sinceramente, no creo que la señora Consejera necesite parapeto alguno.