El Grupo de Exploraciones Subterráneas de Priego (GESP), a través de su expresidente Fernando Rodríguez Rojas solicita una explicación sobre la decisión del Ayuntamiento de Priego de no acceder o no aceptar la propuesta para la concesión de la Medalla de Plata de la Ciudad al mencionado GESP.

Como se me alude directamente en el escrito publicado en Priego Digital, voy a intentar responder, advirtiendo previamente que mis razones son sencillas y elementales aunque la explicación del episodio puede resultar bastante compleja.
En 2006, sin que nadie me lo pidiera, presenté una moción en el Ayuntamiento para que se concediera la Medalla de Plata de la Ciudad a “los espeleólogos de Priego”, incluyéndose en la moción conjuntamente al GESP y al G-40. Conociendo la mala relación que existía entre ambos grupos se les pidió simplemente que accedieran a que un representante de cada uno de ellos acudieran a recibir cada uno una medalla, en el acto programado por el Ayuntamiento en el Teatro Victoria. El GESP se negó, alegando que quienes llevaban medio siglo practicando la “espeleo” eran ellos y no el G-40. En vista de lo cual, el concejal que había presentado la moción, haciendo uso de su libertad sobre una iniciativa que nadie le había pedido, decidió retirarla.
Hace un par de meses, una mañana muy tempranito, el mismo concejal de Cultura, aunque tras pasar cuatro años en la oposición (por cierto, cuatro años en los que nadie pidió distinción ninguna para los espeleólogos), se ve sorprendido por una nueva solicitud para que se conceda la Medalla de Plata al GESP, solo al GESP. El concejal firma apoyo a la solicitud pero media hora más tarde se da cuenta de que lo que ha firmado no es coherente con la moción que había presentado unos años antes. Se entrevista entonces con Fernando Rodríguez (ante testigos) y le comunica que como miembro de la Corporación Municipal no apoyará con su voto la solicitud, pero que como él es uno solo entre 21 ediles, la solicitud puede aprobarse sin problemas.
Pasan unas semanas, se mantienen reuniones entre los grupos políticos con representación municipal a las que el concejal de Cultura no asiste precisamente para no influir al resto de los miembros de la Corporación. La Sra. Alcaldesa realiza consultas con distintos especialistas en la espeleología local incluidas varias personas propuestas por el GESP que sorprendentemente también opinaron que era mejor que la medalla fuera para todos los espeleólogos de Priego. Y se toma la decisión (sin que en ella participe el concejal de Cultura) de no acceder a la concesión solicitada.
Los proponentes, los firmantes de la solicitud y sobre todo el firmante del escrito que aparece en Priego Digital deberían pensar por qué la decisión de no conceder la Medalla solo para el GESP, tal como la ha solicitado el Club de Montaña Horconera, se ha tomado por unanimidad de todos los grupos que forman la Corporación Municipal. Nada más y nada menos.
Por mi parte, este episodio me ha recordado la frase que alguien pronunció cuando, no hace todavía tres décadas, se planteó la reunificación de las dos Alemanias. La frase fue: “Me gusta tanto Alemania que prefiero que haya dos”. Unos la atribuyen al dramaturgo helvético Friedrich Dürrenmat y otros a un importante político francés, pero ambos destacaban con ella el temor, tras las dos fatídicas “Guerras Mundiales”, a una Alemania otra vez unida y poderosa.
Yo también podría decir: “Me gusta tanto la espeleología que prefiero que haya dos” grupos. No en vano he dedicado a la espeleología prieguense muchas horas de estudio y 243 páginas de escritura en mi libro “Historia de la Espeleología en la Provincia de Córdoba”. Además, soy un convencido de que, en todos los campos de la actividad humana, la competencia y la rivalidad estimulan, motivan y mejoran el rendimiento.
Pero como aquí solo se trataba de recibir una Medalla de Plata y no de promover enfrentamientos ni competencias desleales, lamento que uno de los dos grupos no acepte compartir con el otro, deportiva y fraternalmente, el homenaje que el pueblo de Priego, representado por su Ayuntamiento, estaba dispuesto, por segunda vez, a dedicarles.