Convocadas ya las elecciones autonómicas en Andalucía, es este un buen momento para recordar lo ocurrido en las últimas elecciones celebradas en Marzo de 2012.
Ganó las elecciones el Partido Popular liderado por Javier Arenas, pero al no alcanzar la mayoría absoluta, una coalición de los dos partidos perdedores (IU y PSOE) logró formar un Gobierno que empezó a hacer aguas pocos días después de su toma de posesión como lo están demostrando hasta el día de hoy.
Muchos recordamos que Javier Arenas estuvo en Priego y que María Luisa Ceballos, que ya era Alcaldesa, y muchos militantes, le pedimos que si llegaba a ser Presidente de la Junta de Andalucía, se acordara de Priego. Las promesas que hizo, lógicamente no pudo cumplirlas pues no llegó a ser Presidente. Para Priego fue una gran oportunidad perdida. Hoy, casi tres años después de aquellas elecciones, aquí sabemos que poco o nada podemos esperar de gobiernos del PSOE en Sevilla, ni del PSOE-IU, y seguramente tampoco de gobiernos PSOE-IU-Podemos, pues cualquier coalición es esperable para evitar que gobierne el Partido Popular.
Porque el Partido Popular ganó por mayoría absoluta en las Municipales de 2011 en las ocho capitales de provincia de Andalucía y gobierna actualmente en 23 de los 29 municipios de más de 50.000 habitantes y gobierna en cinco de las ocho Diputaciones de Andalucía; nada menos que el 65% de la población andaluza está gobernada por Alcaldes del PP. Y en todas esas instituciones el Partido Popular ha hecho una gestión seria y honrada que ha sacado de la ruina a muchos Ayuntamientos, volcando el gasto en políticas sociales y la inversión en proyectos que generan empleo. Como ha ocurrido de forma muy cercana para Priego donde la Diputación de Córdoba ha financiado casi todos los proyectos que se han podido desarrollar en estos cuatro últimos años. La Junta de Andalucía mientras tanto, basando su poder en el clientelismo y en políticas que solo llevan al despilfarro de lo público, sigue en lo de siempre: miles de enchufados dispuestos a seguir viviendo de la bicoca de un carguito que les dio el PSOE llegando hasta el máximo nivel de incompetencia: basta ver y oír a D. Luciano que ha llegado a Consejero… El Partido Popular recibió del gobierno de Zapatero un país en bancarrota con la Unión Europea obligada a intervenir si las cosas seguían por aquel camino. Y tres años después el país remonta, se crea empleo (477.900 parados menos en 2014, según la última Encuesta de Población Activa), y se nos pone como modelo de cómo se puede salir de una crisis haciendo reformas. El PSOE, haciendo lo que ha hecho siempre, no lo ve. No vio la crisis ni cuando a Zapatero le estalló en las manos y ahora niegan la recuperación porque no hay peor ciego que el que no quiere ver. O mejor dicho, porque a ellos lo que les interesa no es el país, sino sus intereses de partido. Así lo está demostrando la Presidenta (puesta a dedo) de la Junta que, mirando solo su conveniencia política, se apresta a adelantar las elecciones con un planteamiento que algunos ya han calificado como de “estafa democrática”: su objetivo es coger desprevenidos a los demás partidos y ganar las elecciones pero no para mejorar la gobernabilidad de Andalucía (que puede ocurrirle lo contrario) sino para, respaldada por un posible triunfo, irse a Madrid para desbancar a su compañero Pedro Sánchez y ser candidata del PSOE a la Presidencia del Gobierno de España.
Nunca los andaluces habían sido tratados tan descaradamente como conejillos de indias para cubrir los intereses de un partido político o más bien, las ambiciones de una candidata que en ningún sitio ha demostrado ser una buena gobernante. Y encima, doña Susana, con un cinismo infinito, se atreve a decir que lo que ella hace es lo mejor para Andalucía.
Muchos recordamos que Javier Arenas estuvo en Priego y que María Luisa Ceballos, que ya era Alcaldesa, y muchos militantes, le pedimos que si llegaba a ser Presidente de la Junta de Andalucía, se acordara de Priego. Las promesas que hizo, lógicamente no pudo cumplirlas pues no llegó a ser Presidente. Para Priego fue una gran oportunidad perdida. Hoy, casi tres años después de aquellas elecciones, aquí sabemos que poco o nada podemos esperar de gobiernos del PSOE en Sevilla, ni del PSOE-IU, y seguramente tampoco de gobiernos PSOE-IU-Podemos, pues cualquier coalición es esperable para evitar que gobierne el Partido Popular.
Porque el Partido Popular ganó por mayoría absoluta en las Municipales de 2011 en las ocho capitales de provincia de Andalucía y gobierna actualmente en 23 de los 29 municipios de más de 50.000 habitantes y gobierna en cinco de las ocho Diputaciones de Andalucía; nada menos que el 65% de la población andaluza está gobernada por Alcaldes del PP. Y en todas esas instituciones el Partido Popular ha hecho una gestión seria y honrada que ha sacado de la ruina a muchos Ayuntamientos, volcando el gasto en políticas sociales y la inversión en proyectos que generan empleo. Como ha ocurrido de forma muy cercana para Priego donde la Diputación de Córdoba ha financiado casi todos los proyectos que se han podido desarrollar en estos cuatro últimos años. La Junta de Andalucía mientras tanto, basando su poder en el clientelismo y en políticas que solo llevan al despilfarro de lo público, sigue en lo de siempre: miles de enchufados dispuestos a seguir viviendo de la bicoca de un carguito que les dio el PSOE llegando hasta el máximo nivel de incompetencia: basta ver y oír a D. Luciano que ha llegado a Consejero… El Partido Popular recibió del gobierno de Zapatero un país en bancarrota con la Unión Europea obligada a intervenir si las cosas seguían por aquel camino. Y tres años después el país remonta, se crea empleo (477.900 parados menos en 2014, según la última Encuesta de Población Activa), y se nos pone como modelo de cómo se puede salir de una crisis haciendo reformas. El PSOE, haciendo lo que ha hecho siempre, no lo ve. No vio la crisis ni cuando a Zapatero le estalló en las manos y ahora niegan la recuperación porque no hay peor ciego que el que no quiere ver. O mejor dicho, porque a ellos lo que les interesa no es el país, sino sus intereses de partido. Así lo está demostrando la Presidenta (puesta a dedo) de la Junta que, mirando solo su conveniencia política, se apresta a adelantar las elecciones con un planteamiento que algunos ya han calificado como de “estafa democrática”: su objetivo es coger desprevenidos a los demás partidos y ganar las elecciones pero no para mejorar la gobernabilidad de Andalucía (que puede ocurrirle lo contrario) sino para, respaldada por un posible triunfo, irse a Madrid para desbancar a su compañero Pedro Sánchez y ser candidata del PSOE a la Presidencia del Gobierno de España.
Nunca los andaluces habían sido tratados tan descaradamente como conejillos de indias para cubrir los intereses de un partido político o más bien, las ambiciones de una candidata que en ningún sitio ha demostrado ser una buena gobernante. Y encima, doña Susana, con un cinismo infinito, se atreve a decir que lo que ella hace es lo mejor para Andalucía.