Mientras los ciudadanos y ciudadanas de Priego y aldeas pelean por encontrar un mínimo trabajo que les permita sobrevivir, nuestros gobernantes, lejos de ser conscientes del problema tan acuciante de empleo que nos ahoga, quieren que vivamos del turismo sin crear el más mínimo tejido industrial.
Mientras esto ocurre, por ejemplo, nuestros visitantes tienen que sortear todo tipo de “suciedad” cuando visitan los domingos la Casa-Museo de Niceto Alcalá-Zamora, sólo se les ocurre llevar a cabo acciones tales como el corte de calles sin previo aviso y sin control de tráfico alguno, como San Guido, ocasionando un auténtico caos circulatorio y continuos cortes de agua.
O la calle Alta, durante dos y ¡búscate la vida!.
Y por si estas acciones no fueran poco nos instalan “los cacharritos” en mitad de la Carrera de Álvarez.
Lugares de los que el mercadillo se quitó por el peligro que suponían y del que parecen se han olvidado. Estas instalaciones han obligado a desviar el tráfico por “Los Adarves”, con el peligro que ello supone, además de ser un riesgo muy alto para la conservación del mismo.
Mientras, pagamos con 5 años la actualización catastral (cuando por ley son 4) y a mi juicio los efectos retroactivos deben ser en beneficio del contribuyente, no al revés.
Y para más “inri” nos incrementan el actual.
Y como guinda, nuestro gobierno municipal nos regala “los cacharritos”, para gastar el dinero que no tenemos y que no supone ningún enriquecimiento ni a medio, ni a largo plazo.