Dicen que la vida se compone de pequeños momentos que la hacen única y que la verdadera felicidad radica en esto.
Esa felicidad siempre se aparece cerca de un niño que se entrega a Dios y así lo hemos vivido durante estos días de campamento. Hemos sido sus guías, sus padres y hermanos, sus pies y manos. Nos hemos dado a ellos porque merece la pena servir a los demás por un bien común.
Nuestro encuentro con Dios en tierra de la Virgen ha sido un descubrimiento para todos. Nuestra Parroquia de La Asunción de Priego se decidió a organizar, a través de Gaudium, este evento para niños y jóvenes que suponía el inicio de algo que va a marcar un antes y un después en esta parroquia. Son más de 70 niños los que han disfrutado en la Aldea de El Rocío de unos días inolvidables, teniendo como culmen la misa a los pies de María. Días de poco sueño, de luchar porque los niños se comieran todo lo que poníamos, días de juegos, talleres y veladas, de cine y música, de muchas risas y grandes momentos, días de confesiones y eucaristía, de adoremus continuo, de catequesis viviente. Queremos dar las gracias a todo aquel que lo ha hecho posible. A Don Ángel por su ilusión e insistencia, a Gaudium (Alfonso y López) por todas sus facilidades, al grupo de monitores por desvivirse y entregarse a los niños y a los padres por confiar en nosotros. Esperamos que Dios siga siendo el centro de sus vidas y trabajaremos porque así sea.