Tenemos la insana costumbre de homenajear a las personas una vez que ya no están entre nosotros. Debemos, por consiguiente, ir perdiendo ese viejo hábito de elogiar cuando ya todo ha pasado, cuando ya nada sirve para aquella persona que ya no está. En cambio, lo ideal sería congratular en vida los logros, proezas y virtudes de para quién en nosotros es un referente en su vida.
Sin duda alguna, hoy es un día triste y, a la vez, alegre. Triste por la marcha de quién ha sido un referente dentro del movimiento obrero español. Alegre porque hoy es el día de tomar como nuestras todas sus enseñanzas, de seguir su ejemplo y aprender todo lo que en su vida nos ha enseñado. Los comunistas de hoy no tenemos ningún problema en decir que Julio Anguita ha sido el gran maestro de la izquierda.
Anguita fue una persona íntegra de la cabeza a los pies. Coherente con su pensamiento, con su modo de vida, luchó por aquello que es justo: contra el consumismo devorador, contra todo sistema de producción que ponía el interés lucrativo por encima de las vidas de las personas, contra las dictaduras y totalitarismos que iban en contra de los Derechos Humanos, contra la precariedad, contra la explotación, contra la corrupción, contra el poder; en definitiva, contra todo aquello que hace al ser humano más esclavo y menos libre.
Los comunistas de hoy tenemos un compromiso con él y con todo el movimiento obrero. Un ejemplo de lucha y persistencia que cada uno de nosotros deberíamos hacer nuestro. Los jóvenes, entre los que me situó, tenemos mucho que agradecerle a él. Ninguno de nosotros seríamos capaces de mantener una coherencia como la que él tuvo en su vida.
De Julio, todo el mundo decía que era el mejor político que España había tenido en su historia, que era una pena que nunca fuera presidente, que mucho nos hemos perdido sin él al frente. Recuerdo una frase que él siempre decía referente a eso: “no me queráis tanto y votadme más”. Quizás, lo que él nos quería transmitir con esto es que el amor, por sí solo, no conquista nada; que se requiere un compromiso activo detrás de él que nos permita lograr aquello por lo que luchamos. Quizás, en un día como hoy, deberíamos querer menos a Julio y mantener un compromiso social y político más activo. Esta es, para mí, una de sus grandes enseñanzas.
Que la tierra te sea leve, camarada. Que encuentres la paz allá donde no pudiste encontrarla. Hoy te acuestas tú, pero hoy también nos levantamos nosotras y nosotros para continuar con tu legado, con tu lucha y con tu ejemplo.
En memoria de Julio Anguita, 21 de noviembre de 1941 – 16 de mayo de 2020.