Califican como una "auténtica barbaridad" la utilización de maquinaria pesada en una parcela con un 52% de pendiente.
Redacción
Martes 27 de agosto de 2024 - 18:00

Ecologistas en Acción ha mostrado su desacuerdo con el cambio de cultivo y aterrazamiento propuesto para la Sierra Horconera, en el Parque Natural de las Sierras Subbéticas.

En un comunicado firmado por la Federación de EA Córdoba, se indica que en la Junta Rectora del espacio protegido, se daba el visto bueno, con el voto en contra de Ecologistas en Acción, “a un proyecto para un cambio de cultivo de olivar a viñedo en el paraje de los Quejigales”, situado en la Sierra Horconera, en el término municipal de Priego.


Como argumento a su postura, desde la organización ecologista señalan estar en desacuerdo con el proyecto por varios motivos, entre ellos, y el más preocupante, por la utilización de maquinaria pesada  para la construcción de terrazas, “cuando entendemos que existe otras alternativas de mucho menos impacto ambiental”, calificando como una “auténtica barbaridad” la utilización de maquinaria pesada en todo el espacio agrícola de la parcela, que presenta una pendiente de un 52% (según el proyecto) y una extensión de 0,6520 ha. 


Según EA, “la construcción de terrazas conlleva una transformación de la estructura del suelo, que se excava en profundidad en la mitad de la terraza y enterrando el suelo superficial en la otra mitad. 


Continúa la Federación de EA en Córdoba señalando en su escrito que este volteo y enterramiento de la superficie del suelo, “perjudica gravemente a los microorganismos que viven en él; hongos, líquenes, bacterias, etc.,  que proporcionan  la fertilidad natural del mismo, la capa superficial es enterrada quitando a los microorganismos luz y oxígeno con lo cual mueren”, añadiendo que, además, “se expone al aire la capa interna del suelo mucho más mineral y sin materia orgánica  dejándola a la intemperie  ante el arrastre y formación de cárcavas”.


Igualmente, ponen de manifiesto que las alturas de taludes entre 1,13 y 1,5 metros y anchuras de terraza de 1,8 metros, “son distancias calculadas en una  oficina”, puntualizando que otra cosa muy diferente es la construcción sobre el terreno, donde se ampliarán o disminuirán esas dimensiones, “ante un movimiento de tierras realizado con maquinaria pesada sobre un terreno natural”. En este sentido, EA señala que la propia orografía de la parcela, al no formar una perfecta pendiente continua, los desniveles y ondulaciones, “hacen que los taludes de separación de terrazas puedan  variar en altura y amplitud para poder mantener el plano por curva de nivel de las terrazas, al ser mayores los taludes también aumenta la erosión por escorrentía en estos”.


La organización conservacionista recuerda que, en condiciones normales, “estas prácticas de aterrazado sobre el terreno modifican la escorrentía superficial de las aguas, concentrándolas  hacia el interior de la terraza y luego longitudinalmente según la leve pendiente del 2% según proyecto”, indicando que en el extremo de la terraza saltaría el agua de la superior a la inferior y así sucesivamente, produciéndose por tanto una concentración  de las aguas, “que llevará aparejado un arrastre y erosión en un terreno removido y alterado debido a la propia construcción de las terrazas”.

Ante estos argumentos, desde EA plantean utilizar métodos menos agresivos que las terrazas, “como pueden ser las pasadas entre las calles de topo o ripper, y las zanjas de infiltración, utilizando técnicas de manejo de suelo apropiados, como son el desbroce de herbáceas, el mínimo laboreo, los aportes de materia orgánica al suelo como método de conservación de la humedad”.


Por último, en su comunicado, la Federación de EA en Córdoba pone de manifiesto que llama la atención que gran parte del informe técnico  presentado por la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, en la Junta Rectora del día 30 de mayo, para dar el visto bueno a este proyecto, “no aportara nada nuevo y es un copia-pega del proyecto presentado por el interesado”, preguntándose por qué ningún técnico ni responsable político de la Consejería, firmó dicho informe, “ya que quizás nadie se quiera hacerse responsable de un posible fracaso y tener que rendir cuentas ante la Junta Rectora”, esperando por último que no se siente un precedente de futuras autorizaciones arbitrarias e inconscientes por parte de la dirección del Parque Natural, “que supongan un cambio del paisaje de la Subbética”.

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