Las pinturas están realizadas en una pared rocosa extraplomada, con una antiguedad de más de 4.000 años
Rafael Carmona Avila (*)
Miércoles 23 de marzo de 2011 - 18:34

La experiencia en arqueología ha demostrado en sobradas ocasiones que la casualidad es un factor a tener en cuenta en el momento de efectuar algún nuevo hallazgo.

En esta ocasión, hablamos del descubrimiento de una nueva estación de arte rupestre prehistórico, realizado hace unos días por José Antonio Postigo, miembro de Ecologistas en Acción, mientras observaba aves con unos prismáticos en el paraje de Las Angosturas. Las pinturas están realizadas en una pared rocosa extraplomada, lo que la convierte en un pequeño refugio al amparo de las inclemencias meteorológicas directas.
Comunicado el hecho al Servicio Municipal de Arqueología, a continuación se pudo certificar el hallazgo e informar inmediatamente a la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía. Tenemos que recordar aquí la gran importancia de este tipo de manifestaciones artísticas ya que, según el art. 40.2 de la Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español “quedan declarados Bienes de Interés Cultural por ministerio de esta Ley las cuevas, abrigos y lugares que contengan manifestaciones de arte rupestre”.
El conjunto está constituido por un grupo de motivos pintados en tonos rojizos que podemos encuadrar dentro del conocido como Arte Rupestre Esquemático, cuyos ejemplos se pueden datar dentro de un amplio paréntesis cronológico situado entre el Neolítico y el Calcolítico. Estamos, pues, ante una manifestación artística realizada hace más de 4.000 años y que ha perdurado hasta nuestros días.
El panel con las pinturas es de pequeñas dimensiones (unos 63 x 70 cm). Se reconocen al menos siete antropomorfos (figuras humanas), no todos de la misma tipología, un ramiforme (en forma de rama o árbol), que es la figura de mayor tamaño, con 20 cm de alto, y otros motivos no identificados plenamente por ahora. 
La aparición del arte es una demostración de madurez en la escala evolutiva humana, que requiere de una gran capacidad emocional y de abstracción mental, de tal modo que tenemos que esperar hasta el Paleolítico Medio y Superior para asistir a las primeras manifestaciones artísticas humanas como tales. El hombre prehistórico no pinta o graba las paredes rocosas para decorarlas, buscando una mera contemplación estética, sino en respuesta a planteamientos abstractos vinculados a su mentalidad.
Aunque en el término municipal de Priego contamos con arte rupestre paleolítico (Cueva de Cholones), la mayoría de las estaciones conocidas corresponden, al igual que este nuevo ejemplo de Las Angosturas, al Arte Rupestre Esquemático: cuevas de Cholones y Murcielaguina, Tajo de Zagrilla, Cerro de la Hambrona y abrigos de Sierra Alcaide.
La temática de este tipo de estas pinturas es muy variada pues, entre las figuras representadas, aparecen animales, el ser humano, ídolos y trazos geométricos en los que, en ocasiones, se pueden reconocer objetos concretos. Todas las representaciones están realizadas con tintas planas, usan un solo color (rojos o negros preferentemente) y carecen de perspectiva. El esquematismo es evidente, de forma que se dibujan con trazos simples hasta las figuras que pueden resultar más complicadas de realizar (animales o la figura humana).
El significado completo de este tipo de pintura esquemática se nos escapa actualmente, aunque sí podemos afirmar que la intención religiosa no sería la única que impulsó a los artistas que las realizaron, y que, en muchos casos, quizás se trate de una "escritura de pictogramas" que deja constancia de una serie de hechos de mayor o menor interés (ritos de iniciación, reuniones y acciones de grupo, etc.). También ha quedado demostrada la relación manifestada a través de este tipo de arte rupestre esquemático entre un territorio y el grupo humano que lo habita y explota sus recursos. En nuestro caso, el paraje de Las Angosturas cuenta con dos cuevas de gran interés arqueológico, Huerta Anguita y Murcielaguina, agua en abundancia y un paisaje geológico apto para la práctica de la agricultura y la ganadería, bases económicas durante toda la prehistoria reciente. 


(*) Arqueólogo Municipal

 

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