Hace unos instantes acabo de enterarme por la prensa de una de noticia que me ha dejado helada: en Cabra, su pueblo y el mío, ha fallecido Francisco Carmona Roldán, Paco Carmona como era conocido en toda la comarca y en toda Andalucía, pues su nombre es sinónimo de genuino y auténtico periodismo.
Paco Carmona ha sido durante mucho tiempo la voz de la radio en Cabra. Fue uno de los impulsores de la antigua radio local “Radio Atalaya de Cabra”, cuyas ondas empezaron a emitir hace ya más de 50 años valiéndose para ello de una desvencijada lata de carne de membrillo y del armazón de un viejo paraguas.
Durante muchos años la voz de Paco Carmona llevó los ecos de lo que sucedía en la ciudad a todos los egabrenses que en aquella época sufrían los rigores de la emigración en Madrid, en la lejana Cataluña, en Francia, en Alemania e incluso existe constancia documental de que la programación de Radio Atalaya de Cabra llevó la voz de Paco hasta los lejanos países nórdicos. En el recuerdo de muchos de aquellos egabrenses todavía hoy perdura el programa “Cabra y comarca hablan a España”, pues no en vano era el cordón umbilical que los mantenía unidos con su patria chica. En España, y en Cabra particularmente, eran tiempos de penuria y estrechez, pero la voz cálida y entrañable de Paco Carmona contribuía a que sus numerosos oyentes (“radioescuchas” se les llamaba entonces) se olvidasen de las duras circunstancias en que les había tocado vivir.
Paco fue uno de esos seres cuya voz privilegiada permanece en el recuerdo de generaciones de egabrenses pues, no en vano, está asociada a todos los acontecimientos que ocurrían en Cabra. Tuvo el honor de pregonar dos veces la Semana Santa egabrense y, según cuentan quienes fueron testigos privilegiados de esos momentos, puso el listón tan alto que nadie todavía ha podido superarlo. También le cupo el honor de pregonar las fiestas patronales en honor de Ntra. Sra. María Stma. de la Sierra (“…desde la sierra hasta el valle, y desde el valle a la sierra…”) valiéndose para ello de su portentosa y cálida voz y de la vasta cultura de la que era poseedor y que le ha llevado a ser considerado como el mejor embajador de Cabra allá donde estuviera.
Radio Atalaya de Cabra fue le emisora donde empezó a forjarse el mito. Posteriormente, su valía profesional le llevaría a ocupar cargos de responsabilidad en Radio Cadena Española y después en Radio Nacional de España. También hizo sus pinitos en la televisión, dejando allá donde iba bien alto el pabellón cabreño.
A consecuencia de sus últimos destinos profesionales se convirtió en un sevillano de adopción, allí fue donde tuve la oportunidad de conocer al mito, pero sobre todo al hombre, al gran hombre cuya conversación acaba siempre remitiendo a Cabra y al inmenso amor que sentía por ella. Su primogénita, María José, ha seguido sus pasos en la radio y, desde RNE en Andalucía, diariamente da muestras de su buen hacer.
A pesar de todos esos méritos de los que Paco era acreedor, tengo la sensación de que también en el se hizo realidad aquel viejo aserto de que nadie es profeta en su tierra. Si bien su trayectoria humana y profesional siempre han sido reconocidos con creces entre los egabrenses, echo de menos un reconocimiento institucional por parte del Ayuntamiento que dejara constancia para la posteridad de la grandeza y méritos del personaje. No creo que hubiera resultado tan difícil haberle puesto su nombre a una calle o plaza de la ciudad y tampoco creo descabellado que se le hubiese reconocido como Hijo Predilecto, pues méritos no le faltaron nunca para ello.
Se va Paco, pero nos queda su leyenda. A pesar de ese desplante institucional del que ha sido victima, su voz y su recuerdo permanecerán siempre entre nosotros.
Mi más sentido pésame a Josefina, su esposa y compañera, a sus cuatro hijos y todos quienes, de una u otra manera, se consideraban unidos a él por lazos familiares o afectivos.
Estés donde estés, descansa en paz amigo.