El día 2 de septiembre del presente año Don Enrique Alcalá, pues es bachiller y su tratamiento exige el preceptivo “don”, publicaba en este diario digital unas “reflexiones” (otorguémosles la mencionada denominación a sus escritas consideraciones para una mejor comprensión del asunto) sobre los planes de saneamiento económico-financiero y de estabilidad presupuestaria que los electos munícipes en el poder pretenden poner en marcha.

En el curso de esas  “reflexiones” el benemérito opinador afirmaba que con la participación como pianista de Don Antonio López y como soprano de Doña Carmen Serrano se podrían, y citamos textualmente: “estar pagando favores con dinero público”, y que, continua el contumaz pensador, estos recién estrenados gobernantes, y citamos una vez más el texto de referencia, “caminan por la senda de los despropósitos, única carretera por lo que veo que está abierta al tráfico de los políticos. Si estos artistas lo hacen gratis, bendito sea y trofeo al canto, pero si tienen que pagar nómina como es lógico, estamos haciendo un gasto que no estaba presupuestado. Lo que se ahorra en caseta se escurre en el Teatro Victoria”. No queremos debatir en estas líneas quien es el senderista del despropósito (aunque nos tememos que no sea patrimonio exclusivo de la clase política andar por tan hollado camino), tan sólo pretendemos informar al emérito maestro de algunos extremos que estimamos debería haber tenido en cuenta antes de tomar la pluma y describir lo que desea identificar con una más que improbable realidad. En primer lugar el incrédulo opinante debería saber que el Excmo. Ayuntamiento de Priego, a través del Concejal de Cultura Miguel Forcada, se puso en contacto con quien suscribe a mediados del mes de Julio, y que una vez aceptado el encargo, y el honor, dicho sea de paso, de ser la Pregonera de las Ferias, decido, porque así me pareció y fue muy de mi gusto y agrado, solicitar a mi admirado amigo Antonio López y a nuestra estimada, y homónima a la par que excelente soprano, Carmen Serrano, que colaboren con su extraordinario arte en este pregón, pues son artistas de renombre que proporcionarían realce y brillo al acto de manera extraordinaria y sin que se derivase gasto alguno para el erario municipal, pues estas dos magníficas personas colaboraron, literalmente, por “amor al arte”, ya que estos son los raros compromisos a los que nos lleva la amistad, aunque no sabemos si el sagaz dictaminador será capaz de recordar o de reconocer los benevolentes trabajos y esfuerzos a donde, a veces, nos conduce la fraternal relación con los amigos. En consecuencia nos gustaría advertir al desinformado escribidor, y a todas aquellas personas que estén interesadas en saberlo, que salvo el desembolso deducido de abrir el Teatro Victoria para la realización del acto, ninguna otra erogación o gasto se ha derivado para el municipio y para la ciudadanía priegense, es más, si el  portentoso plumilla tuvo a bien atender a los agradecimientos finales que se proyectaron al final del pregón, podrá comprobar que son 20 las personas que, además de Carmen Serrano, Antonio López, Francisco Durán y quien suscribe, prestaron gozosa e imprescindible contribución, todos ellos -y está de más a aclararlo- sin percibir ningún emolumento a cambio de sus favores. De hecho si hubiéramos tenido que pagar a este nutrido grupo hubiese sido imposible la presentación del pregón tal y como fue: como el resultado de un esfuerzo común procedente de ciudadanos y ciudadanas del más variado linaje y pelaje político e ideológico, pues si bien unos simpatizan, apoyan o apoyaron, al partido mayoritario de la derecha española, otros, los más, militan, en la izquierda desde que tuvieron uso de razón y han ostentado cargos de responsabilidad política en esta y en otras localidades; y si bien unos son católicos practicantes, otros son ateos y otros agnósticos. Y es que, eximio docente, de eso se trataba, de concertar a todas aquellas gentes capaces de trabajar en un esfuerzo compartido por una ciudadanía que entiende que debemos colaborar y abandonar las mezquindades que tanto daño han provocado a esta ciudad. Y sepa el egregio sapiente que sí, que todo eso se hace, aunque le cueste creerlo, tal y como decían los melenudos Beatles: “With a little help from my friends”, o dicho en la hispánica y cervantina lengua: con un poco de ayuda de mis amigos.