Desde hace unas fechas, Priego en general y los enseñantes en particular, sufrimos la ausencia de José María Cuadros González. Profesor y maestro en numerosos centros docentes de nivel medio y primario de Priego: Academia del Espíritu Santo, Instituto Laboral "Fernando III el Santo", Centro de Capacitación Agraria, Escuela de Profesorado de EGB, y ya como maestro propietario en varios colegios de la localidad Priego, aparte, de las numerosas clases particulares que dio en diversos locales y en el domicilio propio.
Y ¿qué enseñaba casi siempre?: Matemáticas. La asignatura bestia negra de una gran cantidad de estudiantes que tropiezan en esta materia cuando estas se imparten de una forma enmarañada, pero que muestran toda la grandiosidad del pensamiento y la lógica cuando están en manos de verdaderos enseñantes. Si hacemos una breve historia de las matemáticas en nuestro pueblo, varias generaciones de estudiantes, de más o menos edad, se encuentran de una forma y otra con Pepe Cuadros. Con su forma peculiar y magistral de enseñarle las demostraciones de cualquier tema y resolver de una forma clara y sencilla lo que de principio parece complejo, cuando no se tiene a un buen maestro por delante. Con Cuadros, la cultura del número se popularizó en Priego. Este es uno de sus muchos méritos. Un mérito inconmensurable como muchas de las clases de números infinitos que enseñó a manejar a sus alumnos.
Y esto lo digo con la propiedad de quien ha aprendido como alumno de Magisterio todo el currículo bajo sus explicaciones. Tan hondo me calaron sus lecciones que después hice la especialidad en Matemáticas que impartí en la EGB y en la ESO hasta mi jubilación y que al mismo tiempo me hizo estudiar, por libre, muchos libros de contabilidad. Después me llamaría a formar parte del profesorado de la Academia del Espíritu Santo, donde tan buenos profesores había, y más tarde seríamos de nuevo compañeros en Camacho Melendo.
Quizás sus profundos conocimientos en Matemáticas le impregnaron la dignidad, coherencia, saber estar, prudencia de juicio, decencia e integridad en su vida social.
Dentro del Magisterio, en el siglo pasado, se homenajeó, por parte del Ayuntamiento, con asistencia del Delegado Gubernativo, al maestro de Castil de Campos don Ángel García Santos y a don Antonio de la Barrera García por un premio que habían conseguido en el Cuarto Certamen Nacional de Ahorro Postal celebrado en el año 1924. Dos años más tarde, cuando se inaugura el puente de Zagrilla, le ponen el nombre de “Santa Inés” como recuerdo y homenaje, a una maestra que había educado a una generación de jóvenes de esa aldea. Durante la Segunda República, la calle popularmente llamada Cañamero, le dan el nombre de D. Ubaldo Calvo Sánchez, el maestro que enseño a leer a don Niceto. En 1.948, el entonces Alcalde y también maestro nacional, don Manuel Mendoza Carreño es nombrado Hijo Adoptivo. Años más tarde, a la calle Herreros, se le dio el nombre del maestro don Antonio de la Barrera, y finalmente al ex alcalde y maestro don Pedro Sobrados Mostajo recibió la primera, y por ahora única medalla de oro de la ciudad. Entre otros maestros distinguidos.
Aún quedan muchos enseñantes para que tengamos con ellos un recuerdo especial. Uno de ellos sin lugar a dudas por los méritos expuestos es el profesor de Matemáticas José María Cuadros González, que representa la dignidad de los números en los estudios de muchos miles de prieguenses.
Por estas razones, me uno de una forma entusiasta al movimiento que se ha iniciado para pedir la rotulación de una calle con el nombre de Pepe Cuadros, y animo a los numerosos amigos y antiguos alumnos que sigan esta propuesta.
Haremos justicia a la "dignidad de los números".