Vivimos años y época de continuos vaivenes en la política a todos los niveles. Los cambios de dirigentes en cualquier localidad, diputación o autonomía están siendo frecuentes, y eso mismo se predice para el 20 de noviembre.
Desde la instauración de nuestra democracia, los cambios en los poderes más o menos se han ido alternando, a excepción de algunos ayuntamientos y autonomías, que en esto 35 años han permanecido en manos de los mismos partidos.
Recuerdo los primeros años de la democracia, en que los líderes de los partidos eran respetados por la gran mayoría, y que casi todos admirábamos, sobretodo por su formación y manera de hacer política, aunque no comulgaras con sus ideales: ¿Quién no admira Adolfo Suarez, o a Tierno Galván, a Escudero o a Maragall, a Calvo Poyato o a Tarradellas, a Pedro Sobrados o a Pepe Gutiérrez, … y a tantos otros personajes que hicieron que hoy vivamos en democracia, y que nos respetemos (aún) mutuamente?.
En aquella política de principios de la democracia, había algo común en ellos, y era su formación, implicación y responsabilidad de sus acciones. Discutían, sí, pero también se tomaban un café para encontrar soluciones, y a fe que muchas leyes, normativas, acuerdos, reformas o inversiones se acordaron en una cafetería antes de llevarlas al parlamento o a un pleno municipal.
Hoy, la gran mayoría de los españoles valora muy negativamente a la clase política, no solo por los casos de corrupción que afloran y su dependencia del partido anteponiéndolo a los intereses del país, la comunidad , la ciudad o el pueblo que representan, sino por su comportamiento público, sus insultos mutuos o amenazas, sus gestos que aumentan la crispación y el rencor, sus , en muchos casos, escasa o nula preparación académica o laboral, sus gestos despectivos, mal hacer y mal estar, su extremismo en defender ideales. Pero sobretodo, por lo que yo creo que cada vez están peor vistos es por su falta de responsabilidad.
Estamos viendo nacer un PAÍS de irresponsables a todos los niveles. Nadie se hace responsable de sus actos en la actividad política, nadie reconoce sus errores al mando de un gobierno, un ministerio, una autonomía o una alcaldía. Se han hecho inversiones millonarias en empresas y planes absurdos, se han gastado millones en obras inútiles, se han usado los dineros públicos sin pudor, y cuando han llegado las vacas flacas, NADIE tiene la culpa de la deuda nacional, del déficit sanitario, de la famosa crisis, de las deudas municipales, de la quiebra de los bancos y cajas, de …….
Preguntas y todos le echan la culpa a sus antecesores en los gobiernos, gerencias, alcaldía o direcciones, y estos a los anteriores, y si se siguiera pensando así, otros dirían que es consecuencia del franquismo, que a su vez dicen que la culpa fue de la primera república, y sino, de los borbones y los franceses, …… de los antiguos reinos que luego conformarían este país, …. de los árabes, los godos y los visigodos, de los unos y de Atila, y de los romanos, que nos conquistaron, nos culturizaron y civilizaron…SÍ, estos deben ser los verdaderos culpables de lo que pasa en este país y en este pueblo, los romanos, aunque si me aprietan, también andaban por ahí los cartagineses, los griegos, los fenicios, ….. no sé, seguro que por nuestra sangre corren genes de todas estas civilizaciones.
Y nuestros políticos y responsables, que dejen de divagar, y cuando le pregunten quién es el culpable de lo que pasa en este país, que responda con claridad: ¿la culpa?, de los romanos, coño, de los romanos.