A ti que me conoces y a ti que no, me dirijo humildemente pero con el derecho de expresarme  simple y llanamente como siempre lo he hecho, como una ciudadana más.
Sin ninguna pretensión, sin ningún interés y sin ningún afán de protagonismo.

Deseo, ante todo, hacer constar mi respeto hacia todas las personas, sean de la ideología política, raza, religión…que sean.
Igualmente agradezco el respeto con el que se publican mis artículos y acepto toda clase de comentarios porque entiendo que cada persona somos un mundo. Nadie estamos en total posesión de la verdad y cada uno es libre de expresar su opinión.
Este artículo viene al hilo de un comentario que hoy una amiga mía, una SEÑORA, me ha hecho por la calle. Y es que, parece ser que en algún escrito mío, alguien ha atisbado en mí una tendencia errónea. Seguro que yo me he expresado mal y ello ha dado lugar a dudas o confusión.
Mira, lo que a mí me importa, me conmueve y me mueve es el lado humano de la gente.
Detesto el poder, la ambición, la opulencia, el autoritarismo, la humillación…
En mis, recién cumplidos, 53 años he podido comprobar que las mayores injusticias y los grandes abusos recaen siempre sobre los más débiles y provienen siempre de los más poderosos. No soy más humanitaria que nadie, pero estoy del lado de los primeros, naturalmente.
Se ha equivocado, amiga, quien te ha dicho que soy de derechas, soy de IZQUIERDAS.
¡Cuidado! Que no quiero decir que entre las personas de derechas no haya humanidad, Dios me libre de hacer semejante juicio. Aquí en Lucena, hubo un alcalde querido y admirado por todos y por supuesto, por mí. En lo poco que lo conocí encontré la empatía que transmite una buena y gran persona, tal fue D. Antonio Ruiz Canela, cuyos genes ahora abandera su hermana Mª Teresa, Teresita, como cariñosamente la llamamos en nuestro pueblo. Y como ellos habrá muchos más, yo no lo dudo.
Pero a modo de ejemplo digo, porque lo se:
- Ahora que estamos en crisis, a las empleadas de hogar se les ha pasado de pagar de ocho o nueve euros la hora a cuatro euros, cuando los “contratantes” de ese servicio siguen manteniendo sus buenos puestos de “flamantes” funcionarios del Estado.
- Para mí, esto se llama aprovecharse del pobre, abuso y humillación.
- Y como este ejemplo podría poner algunos más, pero ¿para qué? Para muestra, con un botón basta.
- Soy  y seré afín a la clase obrera, a los jornaleros, a los emigrantes, a los pensionistas, a los oprimidos…a la gente de manos limpias y nobles ideales.
- Soy ni más ni menos que como mucha gente de este mundo, pero de izquierdas.