Entre la polémica de los pitos de la final de la Copa del Rey y la “casa de putas” en que según el presidente de Kutxabank podría convertirse el macroproyecto de casinos que Eurovegas quiere realizar en Madrid o Barcelona, apenas ha pasado sin pena ni gloria cómo la crudeza y la dureza de esa bestia negra que es la crisis sigue adelante y que en estos últimos días el informe “La infancia en España 2012-2013. El impacto de la crisis en los niños” de Unicef ha puesto sobre la mesa. Las víctimas son ahora nuestros niños, ya no son los griegos. 

Unos datos los del mencionado informe que si bien hacen relación hasta el año 2010, se habrán incrementado hasta este primer semestre del 2012, ya que los efectos devastadores de la crisis han seguido en aumento desde entonces sin que los parámetros de primas de riesgo, déficit y otros Ibex-35 hayan menguado en beneficio de quiénes ahora, en este caso los niños españoles, comienzan a pagar.
Si no se pone freno, el 26% de los jóvenes menores de 18 años que vive en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza, por debajo del 60% de la mediana de los ingresos anuales por hogar, seguirá en aumento. Ahora son 2.200.000 niños y niñas, casi 205.000 más que hace dos años, superando a los mayores de 65 años que venía siendo el colectivo con más riesgo de pobreza. La tendencia ha cambiado, debido al aumento del número de familias en situación de vulnerabilidad.
Las cifras lo dicen todo. El número de hogares con niños con todos los miembros adultos sin trabajo ha crecido un 120% entre el 2007 y el 2010; el 13,7% de menores de 18 años vive en hogares con un nivel de pobreza alta, familias con dos niños menores de 14 años y con ingresos inferiores a 10.983 euros anuales. Es la cifra más elevada de todos los países de la Unión Europea de los 15, y sólo tiene por debajo a Rumanía y Bulgaria en la Europa de los 27.
Por primera vez en España, la pobreza tiene rostro de niño, según la directora de Unicef- España, Paloma Escudero. Ante esto, hay que hacer algo, para evitar que la dureza que se está padeciendo, llegue a extremos incontrolables. 
Unos datos que se suman a los que aquellas familias que ya venían sufriendo una situación de pobreza crónica, se han incrementado en un 53% entre los años 2007 y 2010, viéndose  obligadas a reducir sus gastos en productos de primera necesidad, como la alimentación, la atención médica o el material escolar. 
A esto se une también en estas fechas la visita a España de una delegación del Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas que invitada por la oenegé “Save the Children”, con el objeto de onocer de primera mano las preocupaciones de la sociedad española en materia de infancia y cómo se están desarrollando las recomendaciones que dicho comité hizo a nuestro país a finales del 2010. 
Entre esas preocupaciones está la necesidad de que el sistema jurídico español se adapte a las necesidades de los niños, la necesidad de coordinación entre las distintas comunidades autónomas en los procesos que afectan a los menores de edad, cómo les está afectando la crisis o la violencia que se ejerce contra ellos, una realidad oculta y poco documentada en España.