Víctor Salazar al final del reto solidario. (Foto: Asportec) (Foto: Cedida)

El deportista egabrense Víctor Salazar afrontó un nuevo reto deportivo con un marcado carácter solidario, después del llevado a cabo el pasado año en las piscinas del Parque Deportivo de Cabra, con el objetivo de recaudar fondos para familias necesitadas de Cabra.

Salazar, que se propuso cruzar a nado el embalse de Iznájar, iniciando su reto en el puente, para finalizar en la playa artificial de Valdearenas, con paradas en los dos islotes existentes, salió airoso de esta segunda aventura, cuyos verdaderos beneficiarios han sido familias de Cabra azotadas por la actual situación de crisis económicas. 

Durante la aventura del bravo nadador egabrense, se instaló una barra, donde se ofrecieron un desayuno molinero y una comida, realizándose además sorteos de distinto material deportivo, donado por varios establecimientos comerciales.

Con las primeras luces del día, Víctor Salazar comenzó su aventura, que terminó a mediodía del pasado día 29. Cansado y dolorido por el gran esfuerzo realizado, pero a la vez satisfecho porque su esfuerzo ha servido para que el banco de alimentos de Cabra pueda tener existencias con las que atender las necesidades de muchas familias, que serán gestionados por los colectivos egabrenses Iniciativas Solidarias y Cabra Solidaria, beneficiarios de esta nueva aventura de Víctor Salazar.

En los últimos años y cuando la crisis más castiga a las familias, Cabra vuelve a mostrar su lado más solidario con ejemplos que deben servir para remover conciencias y hacernos pensar que cualquier iniciativa puede hacernos aportar nuestro granito de arena en favor de los más necesitados.

No en vano, la localidad egabrense puede presumir de iniciativas, que junto a la de Salazar, contribuyen a mitigar los problemas de muchas personas. 

En este sentido cabe destacar las aventuras de Kiko Lozano, otro ejemplo de deportista solidario que en los últimos años ha cruzado la península de sur a norte y ha subido a los ocho picos más altos de las ocho provincias andaluzas, con el mismo objetivo que Salazar, poner su granito de arena en una época de necesidades.

Cada brazada del bravo deportista egabrense iba seguida del estímulo de estar haciendo algo por los demás, a pesar de que por momentos los alrededor de 15 kilómetros que nadó, tuviesen más de mil metros, a consecuencia del cansancio y de la reproducción de unas molestias que en algún momento hizo peligrar la gesta.

A pesar de que por momentos el agua, testigo mudo de la hazaña, se convirtiera también en un muro, Víctor Salazar sacó fuerzas de flaqueza y pensando en los suyos y en los que más necesitaban de su ayuda, fue capaz de alcanzar la orilla y con ello el objetivo por el que se embarcó en esta nueva iniciativa con un marcado fin social.