El profesor Francisco E. Manzano Bletrán ha sido el encargado de su intervención
Rafael Cobo Calmaestra
Lunes 18 de marzo de 2013 - 16:12

La Pontificia y Real Cofradía y Hermandad Sacramental de Ntro. Padre Jesús Nazareno celebraba el pasado sábado una serie de actos con motivo de la finalización de la restauración a la que ha sido sometida la imagen de San Juan Evangelista, titular de la congregación de la mañana del Vienes Santo prieguense.

El primero de estos actos fue el traslado de la efigie desde la Iglesia de San Pedro hasta San Francisco, en unas sencillas parihuelas portadas por sus costaleras, que tuvieron que aligerar el paso al hacer acto de presencia un inoportuno chubasco cuando la comitiva se encontraba ya en el Compás.
Una vez en el interior del templo franciscano, daba comienzo la intervención de Francisco E. Manzano Beltrán, responsable de la restauración de la imagen, y que cuenta en su haber con la realización de más de un centenar de intervenciones en numerosas cofradías andaluzas, entre ellas algunas de las más representativas de Sevilla.
Durante su charla, Manzano destacó los ocho intensos meses de trabajo que ha dedicado a la imagen  atribuida a Pablo de Rojas y fechada en torno a 1592, desde que ésta fue trasladada a su taller en julio de 2012 hasta el pasado 14 de marzo, que daban comienzo con una serie de pruebas que permitieron constatar el estado que presentaba la imagen, documentándose las actuaciones anteriores a las que ésta había sido sometida, entre ellas la que en 1972 realizó Antonio Carrillo.

Entre los resultados más reseñables de estas pruebas, Manzano hizo referencia a la presencia de clavos de forja para unir distintas partes de la imagen, de manera especial la espalda, la colocación de ojos de cristal a la imagen lo que hizo necesaria la apertura de la mascarilla, o los ataques de insectos xilófagos entre ellos la carcoma común y el escarabajo de la madera. Pruebas que también sirvieron para conocer que la imagen había sufrido hasta 5 repolicromías, conservándose en algunas zonas, como el manto, parte de la policromía original, no así en la túnica, que es una de las zonas peor conservadas de la imagen de San Juan, que igualmente ha recuperado en la mascarilla parte del suave bigote que originariamente lució, así como una encarnación menos pálida que la que tenía la efigie antes de que fuera restaurada.

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información