El canto de la Pasión (Viernes Santo por la mañana)
Rafael Fernández López
Lunes 25 de marzo de 2013 - 11:51
generica

Hay tradiciones que con el paso del tiempo llegan incluso a borrarse de la memoria de los vivos, algunas de las cuales aún van quedan referencias, pero estas cada días más vagas.

Tradiciones que durante siglos estuvieron presentes en la Semana Santa de nuestros mayores y que posiblemente por considerarlas obsoletas o que no cumplían la misión para las que fueron hechas se dejaron de representar y se dejaron olvidar.
En la revista Nazarena del 2012 me llamo la atención una frase de la entrevista   “El cura Camacho dijo en una Junta, que era una pena que las coplas se acabaran” con estas palabras el cura Camacho enalteció a la junta, ya que posiblemente parte de la misma recordaba las coplas que cantaba el coro nazareno, estos con la colaboración del sacerdote y otras hermanas recuperaron el tradicional coro, partiendo de una grabación que conservaban de otra hermana nazarena.
En el mejor estudio sobre la Semana Santa prieguense que se ha hecho, y que se alzó con el 1º premio “Márquez de Lozoya” Rafael Briones en su apéndice incluye las coplas que recitaba el pregonero durante alguna procesiones de la Semana Santa indicando “las otras coplas que el pregonero cantaba durante las procesiones de Jesús de la Columna, del Nazareno y del Entierro de Cristo no han pasado a la memoria colectiva”  Desconocemos cuándo y por qué dejaron de cantarse dichas coplas de la Pasión, posiblemente en torno al 1950, ya que entre mis primeros recuerdos de la infancia, mi abuela y mi tía abuela comentaban que la Semana Santa no era igual sin los cantos dela Pasión.
Afortunadamente estos poemas o coplas no se han perdido, ya que fueron recogidos por Manuel Peláez del Rosal y publicados en la revista Fuente del Rey, los cuales fueron copiados en el 1911 por Agustín Valera, esperemos que los mismos, sean tenido en cuenta por la Junta de la Cofradía y Hermandad del Nazareno y que de nuevo  vuelvan a ser una realidad en la mañana del Viernes Santo prieguense.
Posiblemente había que remontarse a la fundación de los conventos de los franciscanos en Priego y la creación de la cofradías o hermandades de Sangre o Pasión, las cuales los franciscanos fueron los verdaderos impulsores de su creación, tanto para honrar a Dios, como para servir de auxilio mutuo entre los vecinos y catequizar a los mismos en buena parte iletrados y analfabetos, ya que la Pasión de Jesús debía de ser asimilada tanto por la vista como por el oído, por la vista no solo con las procesiones o imágenes de la Pasión, también con los elaborados Vía Crucis existentes en todas las iglesias y cuyos labrados representaban los Misterios Dolorosos del Santo Rosario (hoy substituidos en su mayoría por Cruces de madera, con el numero en letra romana, que es lo único que conservan de las antaño representaciones de estos misterios). En cuanto a los autos sacramentales estos eran para ser vistos y oídos.
Las tres tradicionales cofradías de pasión de Priego, se repartieron la escenificación  de los más importantes momentos trascurridos entre la noche del Jueves Santo y el Viernes Santo, generación tras generación de prieguenses fueron testigos de las mismas, hoy desgraciadamente tan solo pervive la escenificada por la cofradía y Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Columna, que representa el Prendimiento, el cual a través de los años ha pasado por etapas adversas en las cuales ha estado a punto de desaparecer, tan solo superadas por la constancia y el encabezonamiento de la Hermandad, llegando incluso a ponerse al margen de la ley.
La Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad representaba la escenificación del Descendimiento de la Santa Cruz en las primeras horas de la tarde del Viernes Santo (por entonces la procesión del Nazareno debía de salir al amanecer, como aún se hace en algunas poblaciones cercanas a Priego) de cuyo acto y escenificación tan solo nos quedan unas vagas referencias.
En cuanto a la Hermandad y cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno le correspondió el canto de la Pasión, el cual se cantaba en la mañana del viernes Santo, en varios puntos del recorrido de la procesión, durante la subida al Calvario, era recitado por el pregonero en la Cruz de la Aurora, Altillo de la Cárcel-Puente de Tablas y Puerta del Agua, en cuanto a la segunda parte, o sea en la bajada del Calvario, este se recitaba en otras tantas veces, aunque desconozco el lugar exacto podían ser en la calle Fuente del Rey  entre la desembocadura de la Amargura y entrada de la calle Tostao, en la calle Rio y nuevamente en la Puerta del Agua.

VIA SACRA I
(Desde San Francisco al Calvario)

De Judea el pueblo fiero
a  Pilatos le entrego
al inocente cordero
aquel juez lo sentenció
a morir en un madero.

Al Calvario se encamina
con la Cruz el Redentor
a su cabeza divina
hiere la punzante espina
manando sangre de amor.

Con el cuerpo doblegado
bajo el enorme madero
cayó en tierra nuestro Amado
Hasta que fue levantado.
del sayón al golpe fiero.

Hijo y Madre se miraron;
tanta fue su emoción
que absortos ambos quedaron,
y lo que entonces hablaron
no paso del corazón.

No por caridad sincera,
solo por feroz deseo
de que en la Cruz sucumbiera,
para aliviar su carrera,
llamaron al Cirineo.

Llena de santo fervor
una mujer apiadada
limpio la faz del Señor,
y con sangre y sudor
quedó en lienzo estampada

No pudiendo sostener
de la cruz el peso grave
en tierra volvió a caer,
y tan solo dios lo sabe
cuanto fue su padecer

Y dijo el Señor: Callad
por mis duelos tan prolijos;
Hijas de esta ciudad,
no lloréis por mí, llorad
por vos, y por vuestros hijos.

Alma mía considera
qué tormento tan profundo
en este lugar sintiera,
cuando por la tercera vez
cayó el Redentor del Mundo.

Llega de dolor transido
al Calvario el Nazareno
y con furor desmedido
le arrancaron el vestido
desgarrándole su seno.

Del martillo  golpe osado
de aquellos rudos sayones
a Jesús han enclavado,
dejándole crucificado
en medio de dos ladrones.

Muere Jesús y sintieron
su muerte hasta las alturas;
los vivos se estremecieron
y los muertos se salieron
de las huecas sepulturas.

Cuando con furor y encono
a Cristo la gente impía
deja en terrible abandono
encontró Jesús un trono
en los brazos de María.

El cuerpo del Salvador
quedo es la tumba escondido;
en aquel día de horror
Dios por su infinito amor
dejo al mundo redimido.

Y la Madre del Señor
dijo con duelo profundo;
Oír pueblos mi clamor,
quizás no exista en el mundo
dolor como mi dolor.

VIA SACRA II
(Desde el Calvario a San Francisco)

Pues San Juan ha llegado
donde la Virgen habita,
con dolor y muy cansado,
su color todo mudado solo
solo de estar donde estaba.

Como San Juan conoció
que la vida se apocaba,
del Señor que tanto amo
y con tanto amor sirvió
la muerte vivo gustaba.

Y luego sin más tardar
(quien cree que a espacio fuese)
a la Virgen fue a llamar
porque pudiese llegar
antes que el Señor muriese.

Viola estar apartada
con grande contemplación,
y allí con voz desmayada
le descubre la embajada
y el dolor de su pasión.

Y pues que no habéis salido
a los judíos quitarle,
que en su rostro han escupido
azotado y mal herido
y quieren crucificarle.

San Juan no bien acabando
de recontarle su pena,
su rostro abofeteando,
a sus cabellos mesando
entró a casa Magdalena.

Diciendo; Triste cautiva
Y Madre desconsolada
anda, si quieres ser viva
tu luz que la gente esquiva
la tienen muy afeada.

Y del dolor que sintió
y el mal que le sobrevino
con voz tierna se quejo,
y a San Juan le pregunto
que por donde era el camino.

Díjole San Juan: Señora
rastro claro hallareis
por la cual mi alma llora,
y su sangre es guiadora
y por ella os guiareis.

Luego a la calle salida
fue la compaña precisa…
Contempla en aquella ida
tan gemida y dolorosa
de la Virgen muy gloriosa.

Y saliendo por la puerta
su cara en llanto bañaba,
la cual iba como muerta
del frio y sudor cubierta
del cansancio que llevaba.

Y cuando el rastro vio
que su hijo había dejado
como la sangre dejo,
su corazón se quedo
con gran dolor traspasado.

Con el ansia que llevaba
sus ojos tierno volvía;
tristemente suspiraba
y a gente que pasaba
de esta manera decía:

Amigas las que paristeis
ved mi dolor desigual;
las que marido perdisteis
las quemasteis y quisiste
llorad conmigo mi mal.

Mirad si el dolor es fuerte,
mirad la desdicha mía,
mirad que cautiva suerte
que le están dando la muerte
a un solo hijo que tenía.

El cual mi corazón era,
el cual era mi salud,
el cual sin dolor pariera
el cual, amigas pudiera
dar virtud a la virtud.

En él tenia reunido
Hijo, hermano y esposo...
de todos era querido
nunca un hombre fue nacido
ni hallado tan hermoso.

Las dueñas todas callaban
que palabras no volvían;
que tanta pena tomaban
cuando a la virgen miraban
que, aun queriendo, no podían.

Magdalena a quien pidió
su tocado el Rey del cielo
que con su rostro limpio,
aquesta le respondió
pensando darle consuelo

Y dijole; Amiga yo
pienso que engañada estáis;
que el que por aquí pasó
no era vuestro hijo, no
según vos señales dais.

Y si no me lo creéis
ved si su cara es aquesta
y por ella juzgareis
si vuestro hijo perdéis
ver si su facción es esta.

Cuando la virgen miro
la figura del tocado
luego el rostro conoció,
y allí la muerte sintió
de vele tan lastimado.

La cual con grave pasión
cansada ya de vivir,
con tan gran tribulación
tan lastimada razón
así comenzó a decir:

¿Este es amiga mía
el rostro de mi amado?
¿Este es el que salía
con hermosura que el día
quitara al sol su claror?

Dejadme amigas llorar
tener lastimas de mi;
dejadme ahora estar;
mi alma ir a consolar
con el Hijo que parir.

Dejadme de cerca ver
aquella imagen hermosa
no tan cual solía ser,
y dejarme recoger
aquella sangre preciosa.

Y con su mucho llorar
puestos en tierra los ojos,
diciendo: Dejar pasar
a la Madre y allegar
a la lumbre de mis ojos.

Vos a todos remediáis
con vuestra muerte y pasión
a vuestra Madre dejáis…
hijo, ved a quien mandáis
que me de consolación

Madre llena de amarguras
¡oh dolor sobre dolor!
¡oh trueque de gran ternura!
rogad por las criaturas
a su propio Creador.

Oh Virgen atribulada
Dolorosa ¿Qué sentiste
cuando la vista bajada
la cabeza inclinada
al Hijo que tú pariste?

¡Quien jamás no se apartase
tu dolor de su memoria
o que gimiese o llorase
porque camino llevase


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