Imagen de la pieza donada al Museo. (Foto: Cedida) (Foto: Cedida)

Hace unos días ingresaron en el Museo Histórico Municipal (museo arqueológico) varias cuentas de un collar labradas en oro (¿aleado con plata?) que fueron halladas en el yacimiento prieguense medieval conocido como Jardín del Moro, en su sector inferior. El hallazgo no es reciente, sino que se produjo, de modo casual, hace unos 20 años, pero no ha sido hasta ahora cuando su hallador ha decidido entregarlo al museo, gesto que agradecemos desde aquí públicamente. 

El interés de las piezas estriba en que son muy representativas de la joyería medieval andalusí, no muy abundante en general dado el valor intrínseco de la materia prima de la que están hechos sus componentes. De este modo, hasta ahora casi los únicos testimonios de este tipo de joyería en Priego eran un modesto pendiente de la Cueva de los Mármoles y una bráctea o aplique para ser cosido a la ropa procedente de Sierra Leones.

En el caso de las cuentas entregadas ahora al museo destaca en especial una de ellas, una esfera con un meritorio trabajo de orfebrería que presenta una bella decoración de filigrana, con hilos de oro soldados que forman unos sencillos motivos circulares de una excelente calidad en su ejecución, y más si pensamos que la esfera tiene un diámetro de sólo 10,5 mm.

En nuestro caso proponemos fechar el conjunto en época almohade (siglos XII-XIII d.C.) coincidiendo con el periodo principal de ocupación del yacimiento, que también estuvo habitado con posterioridad a la conquista cristiana de Priego de 1225 y que se incluyó en el territorio señorial prieguense de la Orden de Calatrava (1246-1327).

El Jardín del Moro constituyó una alquería o aldea islámica asociada a una pequeña fortificación, de la que desconocemos su nombre, quizás relacionado con el topónimo Vichira, y que tras la conquista cristiana empezó a conocerse como Castillo de Tiñosa, término con el que aparece en diversas fuentes documentales de la época. Actualmente, aún se pueden observar en el yacimiento restos de su muralla (tanto de la fase islámica como cristiana), un aljibe, la ubicación de la necrópolis de ritual islámico, así como fragmentos cerámicos y otros testimonios de cultura material, incluyendo alguna moneda y puntas de flecha.

(*) Arqueólogo Municipal-Director del Museo Histórico Municipal