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Arqueros y arqueología experimental
Viernes 14 de junio de 2013 - 19:43
La arqueología experimental es una disciplina que pretende reproducir en la actualidad objetos, construcciones o determinadas circunstancias pertenecientes a un periodo histórico (prehistórico, antiguo, medieval…) de modo que nos permita entender, gracias a estos paralelismos, las características originales de los mismos.
La reproducción de un objeto, por ejemplo, nos puede ayudar a comprender los procesos artesanos y tecnológicos que permitieron su fabricación. De este modo, gracias a la arqueología experimental, se ha conseguido deducir el uso de algunos objetos que hasta ese momento mostraban una dudosa funcionalidad.
Introducimos este tema de la arqueología experimental porque en 2007 se recuperó en los niveles medievales (siglos IX y X d.C.) de las excavaciones del Cerro de la Cruz de Almedinilla un objeto punzante de hierro de unos 9 cm de longitud y un cañón para astil, que podría interpretarse como una punta de flecha. Sin embargo, esta identificación de su función no era compartida por todos los arqueólogos que pudieron opinar sobre dicho objeto y la incertidumbre de que fuera otro tipo de objeto formaba parte de lo razonable. Para ayudar a salir de dudas, y a iniciativa del museo arqueológico de Priego (Museo Histórico Municipal), se pensó en la posibilidad de reproducir la punta en cuestión, colocarla en una astil emplumado de flecha y dispararla con un arco. Si el experimento terminaba como una experiencia positiva quedaría más firme su interpretación como punta de flecha.
Una vez recogidos los datos físicos del objeto (materia prima, forma y dimensiones) fueron trasladados a una nueva punta de hierro realizada por Francisco Osuna Sánchez, en su taller de herrería, usando una tecnología mixta de forja en caliente, forja en frío y empleo auxiliar de tecnología actual, ya que se trataba de reproducir la forma final pero no necesariamente la tecnología que la produjo en la Edad Media. Terminado el trabajo, se colocó la réplica en un astil emplumado de madera y fue disparado por José Aguilera Mengibar, del club de arqueros prieguense Vara Negra. Se procedió a efectuar tiros rasantes, a distintas distancias, y uno parabólico, cuyos resultados no dejan lugar a dudas de que la punta original hallada en las excavaciones arqueológicas pudo ser, efectivamente, una punta de flecha. En la experimentación, el vuelo era bueno, así como el impacto y la capacidad de penetración. En el caso del disparo parabólico se alcanzó una distancia de 123 m.
Esta actividad realizada por el Museo Histórico Municipal de Priego es un ejemplo de cómo la ciudadanía, a través de diversos colectivos (grupos de recreación histórica, arqueros, asociaciones diversas) pueden contribuir a aportar luz sobre determinados aspectos de nuestro pasado. Quizás podría aprovecharse la celebración en Priego de la feria o mercado medieval anual para, en la estela del reclamo que dicho evento lúdico puede suponer, empezar a organizar un grupo de recreación histórica medieval, teniendo como fuente de inspiración la Edad Media prieguense. Ello permitiría desdibujar la frontera entre el conocimiento riguroso y científico de nuestro pasado medieval y el ocio y disfrute de dicho periodo histórico por el gran público. Porque no hay mejor forma de aprender que divirtiéndose.
(*) Arqueólogo