OPINIÓN | Por su nombre
A los Magos de Oriente
Viernes 27 de diciembre de 2013 - 18:01
Queridas Majestades: Sabedor de que la magia es el arte de lo imposible, es por lo que me tomo la libertad de haceros estas peticiones para ver si dentro de vuestros poderes estuviese darle un arreglillo a esto, que buena y gran falta le está haciendo, desde hace un tiempo y que últimamente se está tornando muy difícil.
Lo que primero les pido es que hagan el favor de hacerles entender a nuestros prebostes patriosque se deben de informar del arte de la poda (en Andalucía lo llamamos tala).
Majestades, se están cargando el árbol; pues en vez de podar sus ramas y partes aéreas para el renuevo y futura fructificación de los retoños que terminarían formando su copa y donde las avecillas existentes hicieran sus nidos a resguardo de los predadores. Resulta que a nuestros gobernantes les ha entrado un tremendo complejo de topillos, y así no hay manera. Pues dale que te doy con las raíces no van a dejar títere con cabeza. Primero empezaron con las raicillas absorbentes -que es como si a uno le cosieran los labios- pero es que le han cogido el gustillo y pronto terminan con las raíces que sujetan al árbol a la tierra y es tal su ceguera y obsesión que no reparan en que cuando el árbol se quede sin raíces, o se seca o un viento algo mas fuerte lo pone patas arriba. Y ellos que siempre andan por las ramas se va a dar un batacazo tremendo. Dicen que del árbol caído todos hacen astillas, pero es que estos no van a dejar ni la carcoma.
Tomen nota, majestades y a ver que se pudiera hacer en este sentido, que estas cosas tienen al personal con el alma en un puño.
Otro asunto, Majestades, al que habría que ponerle un parchecillo es al tema del mangoneo. Miren que se está poniendo imposible. Entiendo yo que alguien ha corrido la voz de que al que no roba lo quitan del cargo y esto se ha convertido en una maratón; con más gusanos que el queso de cabrales. ¡Que manos más larguísimas tienen algunos!.
No quisiera que se me enfadaran sus majestades, por aquello del corporativismo. Pero a nuestra majestad le ha salido un yerno, que a ese si que hay que echarle de comer aparte. Es alto y ágil, de tanto hacer deporte, y es que no se le escapa una. No se yo si los jueces van a poder con este elemento; claro como el suegro tiene vara larga, no se yo en que quedará el asunto; ahí andan.
Como se que sus Majestades tienen buenos informadores, no se que pensarán de la que nos han liado los del tribunal de Estrasburgo. Es muy escandaloso el asunto y me temo que ahí puedan hacer poca cosa. Podrían intentar remediar algo con un conjuro o lo que más a pelo venga; por que el personal anda disgustado con la suelta masiva de asesinos, violadores y pederastas. Que si a perro flaco todo se le vuelven pulgas, a nosotros no se que mal de ojo nos habrán echado que garrapatas como puños nos van a salir. Siendo el caso que entre garrapatas y sanguijuelas, ni gotica de sangre nos van a dejar y en la próxima carta habrá que pedirles Ceregumil para todos.
Seguro que les resultaré pesado pero, miren sus Majestades, que es que la cosa pinta muy mal y no quisiera terminar sin pedirles que empleen toda la fuerza de su magia para ver si desaparece el paro y los trincones se den ya por satisfechos. Que no haya que pedir alimentos para que la gente coma; que los hogares tengan sus despensas repletas comprado con el producto del trabajo que siempre dignificó al hombre y no de la limosna que termina por humillarlo. ¿Y los niños?; que los chiquillos coman, majestades, son muchos ya los que están desnutridos y eso si es verdad que clama al cielo.
Que haya pan y paz en los hogares y que los ojos de los chiquillos brillen de alegría, que da mucha grima verlos a algunos con la mirada muy triste. Majestades y eso no puede ser, hagan cuantos conjuros sean necesarios para que esto revierta- que dejen de engañarnos y robarnos- y las aguas vuelvan a su cauce.
Verán que de la droga ni les he querido hablar. Y no será por falta de ganas o por que no fuera necesario. Pero al venir sus Majestades a lomos de camellos, no se aconseja mentar la soga en casa del ahorcado, que estos bichos son muy suyos y puedan terminar sus reales cuerpos rodando por el suelo.
Majestades, repartan a manos llenas pan, paz y justicia y para mi solo les pido que el próximo año les pueda escribir otra vez dándole las gracias por el interés que mostraron por esta carta.