Lo que hoy escribo es consecuencia de las vivencias que en mí han despertado ese encuentro tan deseable con los más jóvenes. Para mí ha sido un rato muy agradable y lleno de sentimientos.

Ya ni tan siquiera recuerdo la de veces que me he dicho a mi mismo que lo dejo todo, que me dedico a mis aficiones y un poco más a mí mismo. Todo son contratiempos, encontronazos y complicaciones, en definitiva.
Hoy, hemos estado en el instituto hablándoles a los muchachos y muchachas.
Yo ni siquiera llevaba pensado que les iba a decir, "algo se me ocurrirá" (pensé).
Después cuando los ves frente a tí tan mujercitas, tan hombrecitos; tan chiquillos. Piensas "Dios mío, que frágiles son". Y como un alud tu cerebro se inunda de pronto de emociones, recuerdos; y sí, no me da vergüenza decirlo, de ternura. Ellos creyéndose tan mayores y tú viéndolos tan niños.
De pronto se me ocurrió que tienen mucha información y muy poca formación. Les he dicho que estoy a su disposición para el día que ellos quieran sentarnos en torno a una mesa (mucho mejor si fueran muchas mesas) para ir deshojando una a una tantas mentiras y tantas verdades a medias que les han ido metiendo poco a poco, año a año, mentira a mentira, unos tras otros. Necesitan y tienen derecho a saber la verdad (ya está bien de tanto confundirlos).
Les he dicho que la droga mata y ellos ponen cara de incredulidad, son tan jóvenes que ni se les ha ocurrido pensar en la muerte. Después, cuando mirándolos de frente y con calma casi calculada les cuentas tus experiencias vitales. El gesto se les congela en el rostro, se hace el silencio.
Continuas diciéndoles que si estás allí es por que crees en ellos, que para tí son muy valiosos y que ellos no tienen la culpa de que, si o si, tengan que vivir su ocio en los botellódromos; porque no hay otro sitio los fines de semana por las noches.
Por que no votan aún, se les va dejando ahí. ¡ Que gran catástrofe seria si a su edad votaran!.
Yo no necesito que en mi chaqueta nadie coloque ninguna chapilla, no me serviría para nada. En cambio ellos si que necesitan que se les dedique más de "TODO" y con urgencia tengan sus lugares de esparcimiento y ocio sanos y con la suficiente vigilancia para que esos predadores de ilusiones y vidas juveniles se alejen de ellos.
Invito a quienes tienen poder para hacerlo, se pongan mano a la obra y hagan algo que esta sociedad está pidiendo a gritos.
La mayoría de ellos no caen en la cuenta y guardan silencio; en todo caso algún comentario que otro.
Nosotros no podemos alegar ignorancia y tiempo que tardemos debiera pesar sobre nuestra conciencia. Háganlo, ya verán como va apareciendo el dinero; la cuestión es ponerse manos a la obra.
Nuestra juventud se lo merece con creces.