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"En Priego, el textil ha estado ligado a etapas de auge económico"
Miguel Forcada Serrano, autor de "La industria del algodón en Priego de Córdoba. El sueño imposible de una ciudad industrial en el corazón de Andalucía"
Martes 6 de diciembre de 2016 - 10:57
Miguel Forcada Serrano, licenciado en Pedagogía, miembro de la Real Academia de Córdoba y cronista oficial de Priego, ha presentado su último trabajo de investigación, en el que analiza de forma detallada la industria textil del algodón en la localidad de la Subbética, una de las etapas más boyantes de su historia.
–¿A qué se debió el éxito de la industria algodonera en Priego?
–Es una pregunta que no he conseguido desentrañar del todo en el libro. En la industria de la seda, la explicación era muy sencilla, ya que en Priego se cultivaban los morales, de donde se alimentaba el gusano de seda del que a su vez se extraía la materia prima para la fabricación de tejidos de este material. Había un ciclo completo en este sector industrial. Sin embargo, no he conseguido descifrar cómo el algodón, una fibra que no se producía en la comarca, que a su vez no contaba con buenas comunicaciones, consiguió alcanzar un gran éxito, industrialmente hablando. La tradición textil tuvo que ser fundamental, ya que los prieguenses sabían tejer. Entonces, importaron una materia prima, en este caso el algodón, y se pusieron a tejer, que era lo que sabían hacer.
–¿Podemos considerarla, por tanto, heredera de la industria de la seda?
–La seda fue en los siglos XVI, XVII y XVIII la que mantuvo a la población y la que permitió, en mi opinión, la creación del espectacular patrimonio monumental de la localidad. No se entiende el barroco prieguense, la inversión tan enorme que la población de esos siglos tuvo que hacer para la construcción de esos templos, sin una economía boyante. Una economía que no era la agricultura ni el olivar, sino la industria de la seda y la gran rentabilidad que tenía el comercio de los tejidos de seda. Y sí, la heredera de esta industria de la seda es la del algodón, aunque con un lapsus de tiempo de casi un siglo, en el que tras la ruina de la industria de la seda surge en el año 1860 la del algodón.
–¿Esa pujanza económica tuvo un reflejo demográfico?
–Efectivamente. El censo de 1950 rondaba los 28.000 habitantes y el de 1980 se situaba en los 19.000. La ruina de la industria textil fue tan tremenda que de Priego llegaron a salir unas 9.000 personas, un drama absoluto del que la localidad aún no se ha recuperado, ya que en la actualidad superamos por poco los 23.000 habitantes.
-Su trabajo, por tanto, es la historia de casi un siglo de pujanza de la industria algodonera en Priego.
-En síntesis así es. El libro es una historia de una época de Priego y de un aspecto de esa historia muy concreto, la historia de la industria textil del algodón que supone la gran potencia económica de Priego desde 1860 hasta 1970 aproximadamente.
–Si el origen de la industria algodonera no está del todo claro, las causas de su crisis sí que las describe con claridad en su obra.
–En cierta forma hay que reconocer que eran inevitables, y ni siquiera la concentración empresarial que se propuso posiblemente lo que hubiera resuelto es unos cuantos años más, tras los que inevitablemente llegaría el cierre. Junto a los nuevos tejidos, una de las claves estuvo, sin lugar a dudas, en el coste de la mano de obra, que no podía mantenerse a unos niveles tan bajos, por lo que se produjo el traslado a zonas o países en los que ésta era más económica. Por tanto, la crisis no solo era de Priego, sino que afectó a todo el país e incluso a Europa.
-Uno de los capítulos del libro está dedicado a testimonios de protagonistas de esta industria del algodón.
-Creo que era algo casi obligado. Son vivencias tanto de empresarios como de trabajadores, que primero vivieron una etapa de éxito tremenda. Priego en la década de los años 50 del pasado siglo era una ciudad industrial, cosa tan rara en Andalucía, una ciudad rica, donde funcionaban dos cines todos los fines de semana a tope, contando incluso con un equipo de fútbol que llegó a militar en 3ª División y que curiosamente se denominaba Priego Industrial.
Igualmente, algunos de estos testimonios son muy dolorosos, porque fueron muchos los prieguenses que se vieron obligados a emigrar, principalmente a Barcelona, tras el cierre masivo de las fábricas y la imposibilidad de encontrar trabajo.
Algunos testimonios son desgarradores, tristes, duros, porque sus raíces las tenían aquí, aunque otros recogen el éxito en tierras catalanas de otros que tuvieron la suerte de encontrar un buen trabajo que en Priego no hubieran podido alcanzar.
-Otro de los nueve capítulos en los que ha dividido su trabajo lo dedica en exclusiva a Hilaturas del Carmen S.A. , a la que define como la mayor empresa de la historia de Priego.
-Le he dedicado un capítulo debido a su importancia aprovechando también para reconocer públicamente la figura de José Linares Montero que fue el responsable, con sus conocimientos, trabajo y capacidad de convencer, de que viniera a Priego una inversión enorme, que realmente no estaba destinada a la localidad. Al poco tiempo de su puesta en marcha se vio que la hilatura empezaba a caer y se convirtió en una fábrica de tejidos, haciendo una competencia atroz al resto de empresas, resistiendo quince años más pero al final, pero por las mismas causas que las otras, terminó cerrando.
–¿Qué conclusiones podemos extraer de su trabajo?
–Junto a la sangría demográfica que se produjo tras el cierre de la mayoría de las fábricas textiles existentes, en las que perfectamente podrían emplearse de 4.000 a 4.500 personas, otra de las conclusiones que podemos extraer es que en Priego el textil ha estado ligado a etapas de auge económico, de una situación económica buena, de un gran esplendor cultural. Así ha sido históricamente, primero con la seda, luego con el algodón y posteriormente con la confección, sector del que ahora parece que estamos superando una nueva crisis.