Paco Otero junto a la copia del Ganímedes de Álvarez Cubero emplazada en el Paseo de Colombia. (Foto: R. Cobo) (Foto: Cedida)

Considerado como uno de los artistas de variedades más importantes del Madrid de la movida y propietario a su vez del café Libertad 8, todo un santuario de la música y los encuentros entre los intelectuales del momento, Paco Otero sigue al pie del cañón y mañana sábado, a partir de las 24:00 horas, pondrá en escena en el restaurante El Virrey, de Priego, su actual localidad de residencia, su espectáculo Cabaret Libertario.

-¿Qué encontrará el espectador en su Cabaret Libertario?.
-En la línea del cabaré alemán, un sarcasmo, una crítica, una caricatura sobre lo cotidiano y lo no cotidiano. En este caso los tres números que conforman el espectáculo se centran en el fanatismo y las tradiciones vacías de las religiones, la banalidad de la prensa rosa y la corrupción. Un montaje muy visual, con el que llamo la atención del espectador y que puede chocar desde un principio.
-¿Cree que un montaje de estas características es fácilmente asimilable para el público?.
-Desde luego, no se trata de un mitin en el que todo el que asista esté de acuerdo conmigo. Fundamentalmente pretendo divertir, pero también que el público reflexione sobre lo que vea, porque indudablemente lanzo un mensaje y creo que la diversión no es incompatible con la reflexión. En este sentido me gustaría puntualizar que en este país, todo espectáculo que lanza un mensaje que se entiende de izquierdas se lo tacha, se lo etiqueta como político, algo que es completamente falso.
-¿Quiénes han sido sus maestros sobre el escenario?.
-Miguel Narros, Adolfo Marsillach, Tamayo, Celia Gámez, Lina Morgan, Esperanza Roy.
-¿Ese espíritu libertario de su etapa en Madrid se va perdiendo peso con el paso de los años?.
-Todo lo contrario, va siendo cada día más fuerte. Lo que ocurre es que al no estar en los circuitos denominados “publicitarios” parece que no existes.
-Y en la sociedad, en el público, ¿existe ese espíritu crítico?.
-Desde hace muchos años se viene desarrollando en la sociedad el culto a la banalidad, olvidándose por tanto ese espíritu crítico. Por eso mis espectáculos son para minorías, que tengan un sentido crítico, abierto y progresista, porque como vengan ñoños y ñoñas me puedo encontrar con un tortazo en cualquier momento de la representación.
-¿Qué haría falta para que este género y este tipo de montajes vuelvan a resurgir y tengan el peso que tenían en los setenta o los ochenta?.
-Que el público vuelva a estar abierto a todo, y se rompa la necesidad de actuar en grandes recintos escénicos, ya que en un pequeño local, puedes hacer disfrutar al público y transmitir un mensaje maravilloso. Afortunadamente, en las grandes capitales se está consiguiendo montar espectáculos de una gran calidad en pequeños espacios, lo que está provocando un resurgir del género.
-Ha indicado en más de una ocasión que se hizo como artista pero, ¿cómo se hace un artista de un género tan particular como el del cabaré?.
-Indudablemente la técnica se adquiere con el tiempo, con interés, etc., pero también observando mucho y teniendo espíritu crítico, dudar de todo.