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"Si el destino es justo, me va a dar la oportunidad de demostrar de lo que soy capaz"
Eduardo Jurado (Novillero)
Domingo 19 de junio de 2011 - 19:23
Con 25 años recién cumplidos y una trayectoria como novillero sin caballos en la que después de despuntar en sus comienzos se tornó un tanto intermitente, el prieguense Eduardo Jurado Rivera afrontará el próximo sábado un nuevo paso en su carrera por convertirse en matador de toros. Su debut con picadores en Las Canteras es sin lugar a dudas un nuevo aliciente para seguir luchando, contra viento y marea, para alcanzar una meta con la que, con tan sólo ocho años ya soñaba. Ganas, maneras, ambición y, sobre todo, conceptos y preparación, no le faltan.
-¿Cuánto tiempo esperando la tarde de su debut con los del castoreño?.
-Diecisiete años, desde el primer día que quise coger un capote y una muleta y fíjate, dicen que hay que esperar y ser paciente y creo que he tenido la suerte de no aburrirme y ya estamos en puertas de ese día tan importante para mí.
-¿Cuándo fue la primera vez que se planteó lo de ser torero?.
-Como el resto de niños de mi edad que jugaban al fútbol, yo jugaba a los toros y me comentaron que había una serie de chavales en la denominada Escuela Taurina de Priego, que asesorados por varios aficionados, estaban entrenando en la Plaza de Toros. Allí ingresé, allí fue donde poco a poco esa afición se fue haciendo cada más sólida, y donde terminé de convencerme de que eso era lo mío.
-Esa Escuela Taurina de Priego, no oficial pero sí oficiosa, ha sido una auténtica cantera de futuros novilleros y matadores. ¿Cómo definiría su experiencia en ella?.
-Pues fue una etapa muy bonita de mi vida, porque con el tiempo hemos podido ver salir de allí a Fandi, Curro Jiménez, Javier González o El Sombrerero. Como yo era el benjamín y me veía casi por detrás de ellos, ahora con mi debut parece como que ya soy adulto, que he alcanzado lo que estaba persiguiendo y ellos ya han conseguido.
-Después de su paso por esa Escuela Taurina de Priego y decidir que quería aumentar sus conocimientos, inició un largo periplo por varias escuelas taurinas de la geografía andaluza. ¿Podría resumirnos ese bagaje?.
-Como todo el mundo sabe, gran parte de mi andadura ha sido de la mano de Curro Jiménez, así que cuando él ingresó en la Escuela Taurina de Córdoba me propuso viajar con él y allí con once años estuve varios años, en los que sobre todo me di cuenta de mi inexperiencia. Luego, como Curro se cambió a la Escuela Taurina de Jaén, también yo cambié, y fue allí donde verdaderamente me forjé como torero, porque empecé a torear y a comprobar la dureza y el sacrificio de este mundillo. Posteriormente y de manera circunstancial estuve en la Escuela Taurina de Atarfe, donde de la mano de Pedro Pérez Chicote, aprendí mucho, y ahora voy un poco por libre.
-¿Cree que para un chaval que quiera empezar en el mundo del toro, que quiera ser torero, es imprescindible su paso por una escuela taurina?.
-Cuando no tienes recursos, ni económicos, ni contactos, es imprescindible. En una escuela taurina te lo enseñan todo y es un apoyo fundamental.
-¿Podría definirnos su evolución desde que ingresó en la Escuela Taurina de Priego?.
-Sobre todo creo que he madurado mucho mentalmente, y también a la hora de entrenar. Estar en el banquillo y que pase el tiempo te hace pensar mucho. Desde mi situación, me toca verlo todo desde una perspectiva más objetiva, menos visceral, porque ya no soy un niño, no es la primera vez que voy a torear y no tienes esa chispa que te hace atropellar la razón.
-Curiosamente, inició su carrera con mucha fuerza, con sonados triunfos y unas buenas perspectivas de futuro pero, por determinadas circunstancias, fue perdiendo fuelle y su nómina de actuaciones se fue reduciendo de manera progresiva con el paso de los años. ¿Qué ocurrió para que se diluyeran aquellas expectativas que levantó en sus inicios?.
-Tú sabes lo que sientes cuando estás delante del toro y hasta dónde puedes llegar, pero claro, también influyen otros factores, como por ejemplo que pinché a toros que eran casi decisivos para mi carrera, aunque otras veces se lo achaco a otros factoras. Los que me han visto alguna vez torear, saben lo que se pueden encontrar, y espero que como le ocurre al vino, el paso del tiempo habrá sido para bien.
-¿Cuál ha sido su preparación para su cita del próximo sábado?.
-Cuando empecé a entrenar a primeros de año, en mi cabeza estaba el debut con picadores, como me había ocurrido el año anterior, y el anterior y el anterior, pero no me esperaba que llegase tan rápido. Mi preparación la está llevando Alfonso Castillero, que me ha acogido en su casa como si fuera un hijo, y bajo su dirección estoy trabajando tanto el aspecto físico, como la mentalización, y el toreo de salón, con el que he corregido pequeños matices, vicios o manías que coges cuando entrenas solo.
-En su preparación, el toreo de salón ha sido por tanto amplio, de calidad y muy positivo pero, ¿ha hecho algo de campo?.
-La verdad que no he tenido la suerte de ir al campo tanto como me gustaría. He hecho bastante “tapia”, y algo he toreado como invitado, pero muy poco, porque no llegan ni a cuatro becerras que he tentado, y tampoco he tenido la oportunidad de matar un toro en el campo, por las limitaciones propias que tengo. Pero no me importa, porque cuando he ido al campo, lo he visto claro, incluso con animales que no han sido fáciles, y a eso es a lo que me agarro, y si soy capaz, tengo ser capaz el día 25.
-No tiene peña, ni apoderado, ni nadie que le respalde económicamente o le eche una mano. ¿Cómo se las apaña usted sólo en este tan complejo mundo?.
-He visto tantas cosas, le he dado tantas vueltas y me han engañado tantas veces las empresas, que lo que hago es no agobiarme. Voy pasito a paso, disfrutando si voy al campo, si toreo, en resumen, disfrutar, porque como te pongas a pensar en por qué tienes o no tienes, te agobias, te aburres y la ilusión se te acaba, y eso sí que es complicado para poder seguir. En eso sí que soy afortunado, porque he mantenido intactas las ganas de disfrutar con esa ilusión y de ahí parte todo, aunque también del resultado del próximo sábado dependerá buena parte de mi futuro y de algunas cosillas que tenemos habladas.
-¿Qué ofrece Eduardo Jurado para que los espectadores que religiosamente pagarán su localidad el próximo 25 de junio tenga un motivo más que justificado para ello?.
-Eduardo Jurado es un torero que viene con toda la humildad del mundo a presentarse en su plaza, a cumplir una ilusión, un sueño que tenía desde los ocho años y les puedo asegurar que vengo a dar la cara, a lanzar la moneda al aire y que salga lo que Dios quiera.
-¿Cuáles son los conceptos que definen su tauromaquia?.
-Lo que me gusta sobre todo es hacer las cosas lo mejor posible, traer al toro enganchado desde adelante, bien tocado, pulseado, largo, por abajo, ya que, a parte de que lo siento así, como público objetivo, creo que lo clásico, lo puro, lo bien hecho, gusta en todos lados y esa es mi mejor baza.
-¿Cuál es su modelo, su arquetipo de torero actual?.
-No me puedo quedar con uno o dos concretos, pero me gustan mucho Juli, Talavante, Perera o Morante.
-¿Qué es lo que le apasiona del mundo del toro para que sea algo tan importante en su vida?.
-Como persona, el toro me ha aportado muchas cosas, muchas vivencias, me ha permitido disfrutar tantos momentos y conocer a tanta gente, que si eliminase todo lo que el toro me ha aportado, no sé lo que quedaría de mi vida. Sería un joven de Priego, estudiante, trabajador y poco más.
-¿Qué le pediría al destino para esa tarde del 25 de junio?.
-Después de tanto tiempo, sólo que el destino sea justo, porque si es justo, me va a dar la oportunidad de demostrar de lo que soy capaz.