Rafael Fernández López
Viernes 20 de mayo de 2011 - 19:13

En Andalucía las provincias que por su composición geológica están más expuestas a que en las mismas se produzcan terremotos son Málaga y Granada, Priego colindante con la última y a pocos kilómetros de la primera, como la parte sur de la provincia de Córdoba están dentro de la falla tectónica, habiéndose producido terremotos con epicentros en las poblaciones cercanas de Alcalá la Real en 1680, Loja en el 1910, Montilla en 1930 y 32, o Alcaudete en el 1951, y por lo tanto con muchas posibilidades de que algún día pueda sufrir la zona un terremoto devastador.

Pocas noticias tenemos de los muchos terremotos habidos en Priego y la comarca, afortunadamente por no haber tenido el epicentro de los mismos cerca de nuestra población.
Uno de los mas devastadores terremotos fue el de Lisboa, que tuvo lugar el 1 de noviembre del 1755, y cuyo epicentro estuvo cerca del cabo de San Vicente, de una intensidad de 9 en la escala Ritcher, el cual provoco un fuerte sutnami que arrasó las costas de Cádiz, amen de numerosas víctimas y fuertes daños materiales en toda clase de edificaciones, en buena parte de la península, en Priego se resquebrajó la cimbra del convento de los alcantarinos.
Me llamó la atención que uno de los pocos periódicos que se publicaban en España a principios del siglo XIX (en 1791 Floridablanca dictó un decreto por el cual se suprimían todos los periódicos que se publicaba en España, por el temor de que se propagaran por nuestro país las noticias de los acontecimientos revolucionarios franceses.
De esta supresión quedaron exceptuados tres periódicos: El Mercurio histórico y político, la Gaceta de Madrid, estos de carácter oficial y el diario de Madrid, pero prohibiéndole a este último tratar temas de carácter político, fuera de la clase que fuese.
En 1792 se autorizó la publicación de los periódicos llamados “prensa ilustrada” como “El Correo Mercantil de España y sus Indias” “El Diario de Nuevos Descubrimientos de todas la Ciencias “El Memorial Literario” al cual se unió “las Efemérides de la Ilustración) diese una noticia sobre el terremoto ocurrido en Priego el 24 de enero del 1804, y que dos días más tarde fuese publicado, teniendo en cuenta los medios de comunicación de la época y las infraestructuras de los caminos.
En dicho terremoto no se produjeron víctimas, pero Priego se quedo sin reloj, ya que el mismo que se había instalado en una torrecilla coronando uno de los torreones del castillo, el cual había sido donado por el marques de Priego y duque de Medinaceli, se desmoronó, igual le pasó a la veleta del convento de las Claras, y aunque el corresponsal no lo indica, los daños en este convento debieron de ser grandes, pues las monjas se tuvieron que empeñar para restaurar y reparar los daños producidos, resquebrajándose y amenazando ruinas un buen numero de edificios, “el 24 de enero a poco de anocheciendo, se sintió en este pueblo un temblor de tierra, que puso en consternación a todos sus vecinos, los cuales salieron de sus casas atemorizados. Su duración ha sido seguramente de mas de dos minutos con intervalos, sus movimientos que fueron encontrados de norte a sur, y de arriba a bajo, sacando del lugar los libros de menor mole, derribaron la torre del reloj, y de las monjas de Santa Clara se cayo la veleta a los pies del presbítero D. Agustín Martínez, quien del susto se halla indispuesto. Las campanas se tocaron por si mismas y los cuerpos colgados al aire como jaulas y lámparas se movieron como si le hubieran dado un fuerte impulso. Ha repetido el temblor cerca de las tres horas de la madrugada siguiente, pero no ha dado sido tan sensible, algunos edificios están sentidos y amenazan ruinas.”

En ese mismo año el 25 de agosto se produjo en Dalias (Almería) un fuerte terremoto que causo 407 victimas, hundiéndose iglesias y fortaleza y centenares de casas, produciéndose réplicas del mismo durante 7 meses.
Uno de los más devastadores terremotos de Andalucía se produjo el 25 de diciembre de 1884 con epicentro en Arenas del Rey (Granada) que causó además de la destrucción de varios pueblos la muerte de más de 800 personas y más de 2.000 heridos.
El prolífico D. Carlos Valverde López en sus Memorias íntimas y populares nos dejó el siguiente testimonio sobre este terremoto: “En la memorable noche del 25 de Diciembre, día del Nacimiento del Hijo de Dios, a las nueve menos cuarto, se produjo el terremoto más intenso y más extenso que se sintiera en España en todo el siglo XX. Tuvo por núcleo o punto de arranque Sierra Tejera, próximo a Alhama de Granada, quedando casi destruidos los pueblos comarcanos, así de Granada como de Málaga. Andalucía entera sintió aquella fortísima conmoción que alcanzó, aunque débilmente, a la misma corte de España.
En Priego duró la sacudida cerca de medio minuto, pues yo tuve tiempo, una vez apercibido del fenómeno sísmico, de salir de casa, y ya en la calle, oír aun algunos segundos las campanas de las Angustias y las del reloj que tocaban solas. La gente toda abandonó las casas pidiendo a Dios misericordia, mientras se daba en el teatro un espectáculo espantoso.
Celebrase en él la Pastorela con un lleno completo, cuando se sintió el temblor de tierra. Los concurrentes, al ver el edificio tambaleándose, creyeron que se caía, y entre un griterío ensordecedor pugnaron por ganar la puerta; más como todos, en un momento dado, no podían salir, se derribaron unos a otros y se pisoteaban, mientras no pocos arrojándose por los balcones.
Detallar las personas heridas, contusas y desmayadas serían imposible, solo diré que hubo dos criaturas muertas…
Si bien la sacudida citada fue la principal, hubo aquella misma noche, y a las once menos cuarto, a las dos y a las cuatro de la madrugada. Huelga decir que nadie se acostó el pánico era inmenso; la gente aterrada rezaba en el interior de las casas y mucha en la calle.
Al día siguiente, 26, se empezaron a saber noticias espantosas de los efectos del terremoto en la región mas castigada. Alhama, Santa Cruz, Albuñuelas, Periana y otros pueblos eran montones de ruinas: los muertos se contaban por centenares; los heridos por miles. Esto vino a aumentar el terror general e hizo que en las subsiguientes noches la mayor parte de los vecinos no se acostasen.
El Paseo, el Llano de la Iglesia y el Palenque, eran otros tantos campamentos donde la gente se congregaba alrededor de improvisadas candelas para pasar la noche. Recuerdo haber visto a mi primo D. José Tomas Serrano con toda su familia pernoctando dentro de un carro en el Palenque; y como este caso se daban muchos.
El día 30 al poco de anochecer, se sintieron dos sacudidas en breve espacio. La alarma se acentuó tanto, que el pueblo pidió la salida aquella misma noche en procesión de rogativa de las dos sagradas efigies de Ntro. Padre Jesús en la Columna y Nazareno…”
El la década de los 50 del siglo pasado se dieron varios terremotos, afortunadamente si causar estos daños de consideración, pero creando el desasosiego entre todos los vecinos, porque podían ser el presagio de un fuerte temblor.

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