He visto los carteles de la Asociación de Amigos del Museo Histórico, anunciando la fiesta del día de difuntos con la actividad de los FAROLES DE MELÓN. 

También estoy soportando la gran campaña anual de difusión de Halloween a través de todos los medios de comunicación. ¿Halloween?. ¡Y qué narices será eso de jalogüin?.
Si en algo queda palpablemente demostrado cómo y porqué los europeos estamos perdiendo la batalla de la cultura y de la fiesta (en todo el noble y profundo sentido de esta última palabra), es en este asunto del “jalogüin”.
Frente a la visita a los cementerios y el recuerdo de nuestros muertos, se ha alzado de pronto una inmensa parafernalia burlesca y ridícula sin fundamento alguno en nuestras tradiciones, tras la cual solo hay una operación comercial consumista, al parecer imparable. 
La Asociación prieguense de Amigos del Museo lleva años organizando para los niños esa fiesta de los FAROLES DE MELÓN, que sí tiene raíces en nuestra cultura popular tradicional, pero que no puede competir con la poderosa maquinaria mediática y comercial norteamericana.
Yo respeto los valores de otras culturas, pero ¿molesto si digo que, una vez más, caemos en el más ridículo papanatismo?.
Según nos cuentan los etnólogos, “la tradición de realizar faroles de melón en la noche del día de los difuntos es una manifestación de origen pagano que se extendía por las zonas rurales andaluzas y que consistía en un ritual para ahuyentar a los malos espíritus en la noche en que vagaban por el mundo de los vivos. Los faroles se colgaban en los quicios de las ventanas, en las rejas, en el dintel de la puerta y en las hornacinas precedidas por imágenes de vírgenes y santos. De esta forma, se repelía la entrada de los espíritus a los hogares.”
También en Monturque se ha reactivado esta tradición desde hace unos años. Se trata de una fiesta humilde, no avocada al desenfreno nocturno discotequero americano. Pero si necesitamos ese contacto atrevido o burlesco con la muerte, también tenemos modelos en el ámbito hispano. Por ejemplo México.
Iré a la fiesta de los faroles de melón en el Palenque. Que no me esperen en el papanatismo de jalogüin.