Viene siendo ya una costumbre mía hacer una escueta reflexión después de cada evento que nuestra asociación realiza.

Claro, la marcha que hacemos el 26 de junio contra la droga es el acto más llamativo, ya que todo se realiza en plena calle. He de reconocer que para mí este año (me refiero al año que va entre marcha y marcha) ha sido un año duro por varios motivos; entre ellos el de la salud que ya que la vida se empeña en recordarte que mires, de vez en cuando, las fechas del D.N.I. pero eso es algo que desde hace tiempo tengo totalmente asumido y a lo que no temo en absoluto. Y como yo soy de los que creen que la cosa no termina aquí, una vez cubierto este trámite, nos iremos a continuar lo que nos digan en otro sitio. Pero mientras estemos aquí, será de esto de lo que hablemos.
Aunque parezca un poco extraño he de decir que la marcha del miércoles me llenó de una manera especial. Posiblemente fuera por que por primera vez hubo niños y adolescentes y me emocionó el verlos portando su pancarta; pidiéndoles a esos desalmados que les venden veneno, que los dejaran en paz, que ellos quieren vivir. Para mi fue importante.
Después el mismo "pero" de siempre: que el tema no interesa a la mayor parte de esta sociedad. Pero ésta es otra de esas cosas que, aunque me duela, tengo ya asumida y ni quita, ni va a quitar, que yo siga haciendo las cosas con el entusiasmo del primer día. Lo malo es que cuando yo deje de tirar de este carro (mientras pueda no dejaré de hacerlo) el carro se parará. Nadie quiere que haya droga, pero son muy pocos quienes mueven un dedo por evitarla.
A lo largo de estos años se me han hecho varias sugerencias sobre cambiar fecha u horario de la marcha a fin de conseguir mayor asistencia. Yo no lo había querido cambiarla por aquello de la ortodoxia de la fecha, ya que el día 26 fue el establecido por la O.N.U.; pero vamos, que yo estoy dispuesto a adelantarla si esto hace que la afluencia de chavalillos sea mayor. Lo de coger un día de la semana que le venga bien a todos, se que es de todo punto imposible. Lo hagamos el día que se haga me dirán que tienen cosas que hacer, ahí siempre hago pleno al quince.
Yo, ni puedo ni quiero forzar a nadie a que acuda donde no lo desea, pero me desazona saber que tenemos (por desgracia) tantas personas paradas y lo que se pide son apenas unos minutos para salir a la calle en una marcha sin el menor matiz político ni religioso.
Hace que uno reflexione sobre que es lo que falla para que una sociedad (con todos los derechos del mundo y que yo no discuto) se organice para hacerle frente a la subida de un recibo y que no pueda dedicar unos minutos al año a salir a la calle para en silencio decirles a esos expendedores de ruinas que "NO LOS QUEREMOS Y QUE DEJEN A LOS JÓVENES EN PAZ". Pero, en fin, espero que sea cosa de maduración y poco a poco se pongan las cosas en su sitio.
Bien cierto es que cuando se tiene interés en algo; donde una puerta se cierra otra se abre. Digo ésto por que otros años se me ha invitado a ir a los colegios a dar testimonio y decir lo mala que es la droga. Me dolió, y no poco, que este año se prescindiera de mí sin la menor explicación (ni la he pedido ni me la han dado) supongo que ellos sabrán los motivos, yo nunca hubiese actuado así. De modo que me quedaba yo con el mal sabor de no poder haberles dicho algunas cosillas a los jóvenes.
"Donde una puerta se cierra otra se abre". Bien cierto que ha sido así; pues resulta que un grupo de chavales se han reunido y me piden que les informe y les hable sobre los problemas de la drogas. Acepto encantado. Ellos me comentaban que no tenían sitio donde reunirnos; eso no es problema. Tengo una casa grande donde nos podemos reunir.
Además, Priego está lleno de bonitos espacios al aire libre y tampoco, pienso yo, sería malo hacerlo en alguno de esos sitios y revivir el peripatetismo aristotélico. Con voluntad no hay obstáculos.
Aunque ahora lo digo menos, nunca olvidéis:
SI VES A UN ADOLESCENTE QUE SE DROGA: AYÚDALO.
SI CONOCES A UN VENDEDOR DE DROGAS : DENÚNCIALO.