Rafael Cobo Calmaestra
Domingo 22 de septiembre de 2013 - 17:31
generica

En los cinco años que dentro de unos días cumplirá esta sección, no he dedicado ni uno solo de mis Ronroneos a temas personales, tal vez porque, haciendo gala de aquella máxima periodística, la subjetividad entraña ciertos peligros y encasillamientos.

Pero hoy no me puedo resistir a expresar, tal vez todavía embargado por muchos sentimientos, lo que personalmente han supuesto para este humilde servidor estos tres últimos meses en los que, junto a unos compañeros de viaje simple y llanamente impresionantes, nos embarcamos en la preciosa historia de plasmar en un documental lo que han sido los 25 años de historia nuestra Hermandad.
Aunque en principio la idea era una conferencia al uso, con la inclusión de varios testimonios de algunos de los protagonistas de estos cinco lustros, cuando comenzamos a visionar el material grabado, empezó a tomar fuerza la posibilidad de realizar un documental en el que fueran precisamente ellos los que se encargaran de ir narrando los hechos más destacados, vivencias, sentimientos y recuerdos de su paso por la Hermandad, completando sus aportaciones con una serie de introducciones que servirían de apoyo a las mismas.
Así que armados de paciencia y después visionar atentamente las casi 37 horas de grabaciones con las que contábamos, a finales de junio iniciamos el montaje del documental que ayer se presentó en San Juan de Dios.
Por aquello de la subjetividad aludida al principio, reconozco que escuchar a casi medio centenar de personas hablar de tu Hermandad, provocó en no pocas ocasiones que alguna que otra lágrima me hiciera volver la vista atrás y recordar que mi vida ha estado estrechamente ligada, primero a María Stma. del Mayor Dolor y luego a Ntro. Padre Jesús Preso, porque, junto a Ellos conocí a muchos amigos, frente a Ellos contraje matrimonio, a Ellos encomendé a mis dos hijas segundos después de su nacimiento, y a Ellos me dirijo en cada rezo y oración para que me den fuerzas todos los días.
Tengo que confesar que ha sido muy complicado resumir en 97 minutos estos 25 años, tal vez porque la cantidad de testimonios era tan inmensa y enriquecedora que hubiera merecido la pena plasmarlos íntegramente, aunque evidentemente, de haber optado por esta última opción, sería casi imposible su proyección y difusión.
Precisamente, dar a conocer muchos aspectos de la Hermandad que eran desconocidos para la mayoría de los actuales integrantes de la misma e incluso para el mundo cofrade prieguense en general, fue uno de los objetivos que nos marcamos. De ahí que, como ayer mismo se puso de manifiesto, pueden llamar la atención determinados comentarios sobre las dificultades de los primeros años, el rechazo que provocó su creación e incluso los insultos que recibieron aquellos primeros cofrades que el 30 de marzo de 1989 tomaron parte en la primera estación de penitencia. Junto a las aportaciones de algunos de los protagonistas de aquellos primeros años, y las esperanzadoras e ilusionantes palabras de la nueva sabia, tal vez una de las partes más importantes del documental ha sido el testimonio de otras personas que vivieron desde fuera el nacimiento y los primeros pasos de la Hermandad, aportando un buen puñado de interesantes datos y una visión más objetiva de esa etapa.
Creo que este proyecto ha sido una forma especial de hacer Hermandad, de recordar a los que iniciaron este camino y hoy ya no se encuentran entre nosotros y,  por qué no, de sacar pecho, como acabo de leer en un “tweets”. Ayer lo pudimos vivir en San Juan de Dios, con rostros emocionados, comentarios que me estremecieron y felicitaciones sinceras.
Cuando salía del templo hospitalario, tal vez todavía por ese relax que se produce cuando durante mucho tiempo has estado sometido a una responsabilidad de tal calibre, dirigí la mirada a nuestros Titulares, de cuyos ojos parecía emanar un resplandor especial. Tal vez sería que me traicionó el subconsciente o esa subjetividad tan peligrosa, pero lo vivido ayer en San Juan de Dios fue grande, muy grande, al menos para este humilde cofrade.
Y por supuesto, no quiero terminar sin unas palabras a mis compañeros de viaje: Eli, Juan Carlos y Mónica, con los que he tenido la suerte de participar en este ilusionante proyecto que, con sus errores pero también con sus aciertos, es el fruto de muchas horas de trabajo y de manera especial, es nuestra particular aportación a este 25 aniversario en el que no hemos podido ocultar el amor que sentimos hacia nuestros Titulares y hacia nuestra Hermandad.
No quiero olvidarme de los autores de fotografías, videos y demás material utilizado y por supuesto, de la paciencia de Antonio Ortiz Mesa, que ha puesto la voz, de manera excepcional, a la narración de nuestra Historia.
Y gracias, por último, a todos y cada uno de los hermanos que han hecho posible que, con su pequeña o gran aportación, desde el anonimato o asumiendo algún cargo de responsabilidad, la Hermandad celebre estos 25 años.

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