Esto es lo que ha sucedido en el caso del anunciado recorte de las becas Erasmus por parte de la Unión Europea, hecho por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y respondido con contundencia por un portavoz de la Comisión, en la que casi todos los medios entendieron de la misma manera: las alegaciones de José Ignacio Wert “son basura”.
Lo curioso del tema no es la rectificación del ministro Wert, que volvió a decir digo donde había dicho Diego. Lo verdaderamente singular de todo el proceso abierto por el ministro no es tampoco la tormenta levantada por los becarios Erasmus, véase Berlín como ejemplo, sino lo que se han afanado algunos en enseñarnos las maneras de traducir la palabra inglesa “rubbish” para quitarle el dramatismo de que te las diga el portavoz comunitario de Educación, Dennis Abbot, con la intención de calificar de “basura” la mentira difundida desde el Gobierno de España.
Que Wert se haya vuelto a equivocar entra no en lo posible, que por supuesto, sino que está en lo probable. Que a algunos le haya entrado un ataque de didáctica y dediquen más tiempo a explicar que “rubbish”, aparte de como “basura”, puede entenderse también como “tontería” o “sinsentido”, que a contar lo que ha sucedido, sí se encuentra en el mundo de lo evitable.
El proceso vivido alrededor de la dotación estatal para las becas Erasmus no es más que parte del plan de volver a diferenciar entre ricos y pobres, entre los que pueden y los que se las apañen.
Y ha tenido el añadido de ver el ataque de didáctica que les ha entrado a algunos, tanto que nos dan hasta dos titulares a elegir, según dónde coloquen la misma noticia con el mismo vídeo: “La Comisión Europea niega que España vaya a recibir menos fondos para las becas Erasmus” o “Rajoy da su “pleno y total apoyo” a Wert tras la polémica por las becas Erasmus”.