El AMPA Haza Luna, del CEIP Cristóbal Luque Onieva, celebró la primera de las caceroladas previstas como medida de protesta ante el incumplimiento de las demandas planteadas por este colectivo
Rafael Cobo Calmaestra
Jueves 10 de septiembre de 2020 - 17:32

La normalidad, a excepción de en un colegio, ha sido la tónica general en el primer día de clase en los otros 6 centros educativos de Infantil y Primaria del casco urbano y en las 9 sedes del  C.P. Rural Tiñosa en otras tantas aldeas del término municipal de Priego.

Como ya anunciaron en redes sociales, el AMPA Haza Luna, del C.E.I.P. Cristóbal Luque Onieva, había convocado una cacerolada a primera hora de la mañana de hoy jueves en la que tomaron parte algo más de medio centenar de padres y particularmente madres de este colegio, como medida de protesta ante una serie de demandas  para el inicio del curso escolar, que según este colectivo no se han cumplido.


Una hora antes de la protesta, la alcaldesa prieguense, María Luisa Ceballos, el teniente de alcalde y representante en el Consejo Escolar del Ayuntamiento en el centro, Juan Ramón Valdivia, y la concejal de Educación, Encarnación Valdivia, habían citado al equipo directivo y al AMPA para mantener una reunión, invitación que según fuentes municipales fue declinada por la presidenta del AMPA.

En relación a la citada reunión, desde la directiva del AMPA se ha indicado en un escrito que, “nunca se han negado a mantener esa reunión”, apuntando que les fue imposible acudir a la cita en las horas propuestas, “ya que tenemos trabajo y habíamos solicitado cambio en nuestro horario para organizarnos, instándole a poder hacerla a otra otra o cualquier otro día, sin problema alguno”. El AMPA añade igualmente que nunca se han negado a hablar, “con nadie que quiera colaborar en arreglar nuestra problemática, ya que eso es lo que más nos interesa”.


La protesta, que se mantendrá durante los próximos días, incluía que los padres no llevasen a sus hijos al centro educativo, petición que fue secundada por un elevado número de familias.


A excepción de esta protesta, en los siete colegios restantes, la normalidad fue la gran protagonista de este “especial”  regreso a clase en el que no faltaron los nervios entre los más pequeños, que seis meses después volvían en algunos casos a reencontrarse con sus compañeros.

 

Numerosa señalización tanto en el exterior como en interior de los centros, toma de temperatura en el acceso, en algunos casos por entradas diferentes según los ciclos educativos, distancia de seguridad, dosificadores de gel hidroalcohólico repartidos por distintas estancias, y una importante batería de medidas que se convertían en el principal tema de conversación en las inmediaciones de los colegios, en los que agentes de la Policía Local han velado por que la circulación de vehículos y peatones sea lo más fluida posible y se eviten las aglomeraciones.

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