En el pleno del pasado martes ocurrió un suceso de una sutilidad tal, que pasó desapercibido para la mayoría de los que allí estaban.
Es una de esas situaciones que (como un chascarrillo) resumen en pocas palabras una realidad incuestionable.
Durante el debate entorno a la propuesta del equipo de gobierno, de congelación de las ordenanzas municipales durante el año 2012, Izquierda Unida sostuvo la postura de oponerme a ella con los argumentos de que es necesario actualizar las ordenanzas al IPC anual para que el Ayuntamiento no perdiera poder adquisitivo y garantizar así los recursos económicos suficientes para sostener los servicios públicos necesarios. Así mismo advertimos a los concejales que finalmente apoyaron la propuesta, (la soberanía popular está delegada en los concejales y no en los grupos políticos o sus portavoces) que se convertirían en cómplices de futuros recortes que ya anunciaba la propuesta misma y de las consecuencias que ello tendría.
Pues bien, el resultado final es por todos sabido. La propuesta de congelación de las ordenanzas municipales salió adelante con los votos a favor de la mayoría de los concejales allí presentes.
Quiso la casualidad que en el turno de ruegos y preguntas, una de las concejalas que votó a favor de la propuesta, preguntara al delegado del área de infraestructuras sobre la posibilidad de asfaltar los carriles de la aldea de Las Navas, que en realidad son algunas sus calles.
La respuesta no pudo ser más representativa de lo que nos espera en los próximos años: “es costoso y no tenemos dinero”. ¡A ver cómo se lo explica ella ahora a sus propios vecinos!