El Gobierno de España, a través del Ministro Ignacio Wert, ha planteado una reforma del sistema educativo, sin duda una de las más necesarias de entre las muchas que necesita nuestro país.
Inmediatamente los portavoces del Partido Socialista, sin estudiarla siquiera, sin pararse a mirar cual es la situación de la educación en España, han salido diciendo que la reforma es “segregadora” y que no están dispuestos ni a negociarla.
Pero, si no queremos negar el futuro a todos los jóvenes y niños de España, algo habrá que hacer. Lo primero aceptar cual es la situación actual. ¿Cuál es el resultado en la educación española de los más de 20 años transcurridos desde la aprobación de la LOGSE?.
1 En España, la inversión por alumno en la enseñanza pública es de un 21 % más que la media de la Unión Europea; por países, por ejemplo, un 19 % más que en el Reino Unido o un 12 % más que en Francia o Finlandia, los países considerados con mayor calidad educativa. Pero los resultados de nuestros alumnos en comparación con los de aquellos países son muy insatisfactorios y el abandono escolar en España duplica la media de Europa. Primera conclusión lógica: mayor inversión en educación no garantiza automáticamente mayor calidad ni eficacia del sistema.
2 Según informes de la OCDE de 2009, España tiene una “ratio” (media de número de alumnos por aula) en Enseñanza Primaria, de 21,1 alumnos; en Reino Unido esa ratio es de 24,5 alumnos por aula y en otros muchos países de Europa (Francia, Alemania, etc.) la ratio es superior a la Española. Segunda conclusión evidente: menor número de alumnos por aula no garantiza automáticamente mayor calidad ni eficacia en el sistema.
3 Si consideramos la ratio no de alumnos por aula, ya vista, sino de “alumnos por profesor” en Primaria, resulta que en España es de 13,3 alumnos por profesor, mientras que en Reino Unido es de 19,9 alumnos por profesor y en Alemania de 17,4 alumnos por profesor. En Secundaria, esta ratio es de 9,8 alumnos por profesor en España, mientras que en Reino Unido es de 13,7 y en Alemania de 14,8 alumnos por profesor. Tercera conclusión contundente: menor número de alumnos por profesor no garantiza mayor calidad ni eficacia en el sistema.
Podríamos seguir aportando datos tan claros como estos pero todo sería inútil. Los dirigentes del Partido Socialista llevan 20 años negándose a admitir la evidencia. Para ellos, la educación es un dogma sobre el que solo ellos pueden opinar; ni siquiera el fracaso evidente de la LOGSE (y después de la LOE) les hace reflexionar. Siguen aferrados a un sistema basado en una ideología pedagógica fracasada en otros muchos países, pero superada ya en casi todos ellos. Los socialistas han hecho de la educación una trinchera ideológica en la que defienden el fundamentalismo de lo público y el dogma del igualitarismo cuando ambas cosas se han demostrado falsas: ni lo público funciona mejor por el hecho de ser público, ni el igualitarismo mejora la calidad ni la eficacia del sistema.
De qué nos sirve que todos aprueben o que todos pasen al siguiente curso si con ello solo conseguimos que quienes podrían sacar óptimos resultados, se conformen con un 5 porque eso les basta para pasar al siguiente curso?. De qué nos sirve no “segregar” hasta los 16 o los 18 años, si muchos alumnos cuando llegan a esa edad ya hace años que abandonaron, de hecho, los institutos?. Qué hacemos con esos alumnos que con 14 ó 15 años podrían haber aceptado el aprendizaje de un oficio y sin embargo a los 16 ó 18, hartos de estudiar lenguaje, matemáticas e inglés, ya no aceptan ninguna alternativa de estudios?. Porqué hemos descuidado tanto la Formación Profesional, que podría haber dado empleo a tantos jóvenes que fueron a la Universidad y ahora se dan cuenta de que un título universitario para nada garantiza un empleo?.
España no puede soportar ni un minuto más un sistema educativo que permite que una cuarta parte de los alumnos lo abandone sin ningún tipo de titulación.
El problema del sistema educativo español es el modelo, no los recursos. Aunque sigamos aumentando la inversión en educación, si lo malo es el sistema, si lo equivocado es la ideología pedagógica subyacente, nunca lograremos mejorar los resultados.
Pero la única preocupación de los socialistas ha sido mantener su modelo educativo, aunque todos los indicadores nacionales e internacionales hayan demostrado que éste ha fracasado. Refugiados en su trinchera, ni siquiera permitieron que entrara en vigor la Ley de Calidad del PP, que paralizaron en 2004. La educación es “su dogma” aunque en realidad es su gran fracaso.
Pero ahora ya no estamos en 2004. La gravedad de la situación educativa es tal (la tercera parte de los escolares acaban la educación obligatoria sin titulación válida para encontrar trabajo) que la reforma que propone el Partido Popular es no ya necesaria, sino imprescindible.
Si la esperanza de las familias españolas es lograr que los jóvenes puedan competir en igualdad de oportunidades con el resto de alumnos europeos y que tengan un acceso más fácil al mercado laboral, entonces esta reforma puede ser una gran oportunidad. ¡ Y dejémonos ya de dogmas trasnochados que lo único que han demostrado ha sido su ineficacia ¡