La verdad es que a nadie en especial dedico ésto, aunque no es por falta de merecedores. Tampoco lo busquen por el lado político ya, que en tal caso hablaría del "Síndrome de Hubris", que tan a pelo vendría a esta gente. Pero no, no voy por ahí.
No suelo restar protagonismo a aquellos a quienes en justicia les corresponde, pero ciertamente que hay quienes se creen merecedores de todos los protagonismos del mundo mundial y cualquier cosa que hagas parece como si se la estuvieses quitando a ellos.
Afortunadamente no es esto cosa que me suela pasar a mí, que dentro de lo posible, suelo huir de los protagonismos y de ésto pueden dar fe aquellos que me conocen o me tratan. Lo que pasa es que a veces, sería cobardía y no modestia el no poner tu nombre junto a lo que expresas o publicas; entiendo que se debe dar la cara y si, públicamente dices u opinas algo, justo es que te responsabilices de ello y recojas las consecuencias que se pudieran derivar de tus actos; comentarios, opiniones,etc.
He de admitir que siento una especial repelencia por aquellos que siempre están montados en la primera persona del presente del indicativo. No se les cae el yo de la boca. No sé si la egolatría es una enfermedad, o puede que haya una natural tendencia a ser ególatras; pero me cuesta no pensar que cuando se cae en el "yoísmo", se está entrando en un terreno, a mi modo de ver, patológico.
Si alguien se preocupa de ver los amigos que tengo en redes sociales, podrá, sin duda observar que crecen muy despacio o, incluso muchas veces, bajan de número y esto se debe a que ni aún de forma virtual me viene bien cualquier cosa - recuerdo una frase que se me repetía en una ocasión, "poquito y bueno"; ya sabemos aquello de que lo bueno si breve, dos veces bueno, etc... He de reconocer, en honor a la verdad, que últimamente alguno que otro ha decidido, de motu propio, prescindir de mi amistad virtual. Cosas de la vida que suelen pasar cuando uno se sale de las coordenadas marcadas. Pero no pasa nada por ésto, asumo las consecuencias con absoluta tranquilidad.
Siguiendo yo con mi disertación, observo la grandísima cantidad de personas que necesitan una especie de sombra protectora bajo la cual cobijarse. Les importa poco que el árbol sea de la madera mas noble, o de la más endeble, tambaleante y vulgar caña; ellos se cobijan agavillados bajo cualquier sombra y hacen pastor de esa grey al primer charlillas que a la sazón se erija en tal.
El iluminado en cuestión, abre cada mañana su ventana y, cuasi de forma mesianica, dice la jilipolléz del día y todos entonan el consabido mantra de obediencia y exaltación.
Voy a transcribir algo que el insigne psiquiatra Castilla del Pino decía "He llamado metafóricamente barrera diacrítica aquella que virtualmente construye el sujeto para delimitar ambos mundos contiguos. La barrera diacrítica permite ubicar el acontecimiento, el objeto en términos genéricos en el mundo real o el mundo imaginario, y adecuar las reglas de actuación con él al espacio percibido o representado".
En esto debieran profundizar algunos de esos charlatanes de poca monta y plantearse la verdad o no que encierra el viejo dicho: "Ni están todos los que son; ni son todos los que están". Con todos mis respetos para quienes lo sean de verdad. Y a los que ahora (benditas ocurrencias) les quieren subtitular calles.
Yo termino diciendo que las consultas de salud mental están a tope y que estas fechas son peores para la sesera que los "idus de marzo" lo fueron para Cesar.