Priego acogerá el próximo lunes, 6 de junio, la llegada de la Cruz de los Jóvenes, símbolo que fue entregado por Juan Pablo II a la juventud en 1985.
Después de Almedinilla, Priego será la segunda localidad de la provincia que reciba este icono que ya ha recorrido los cinco continentes y que permanecerá en la diócesis cordobesa hasta el domingo 12 de junio, festividad de Pentecostés.
En concreto, la Cruz será recibida por el Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, y la Iglesia de Priego, representada en las distintas Parroquias, movimientos, asociaciones, siendo portada por los jóvenes de los distintos grupos, hermandades, colegios e institutos en un recorrido que se iniciará en la Cruz de la Aurora a las 10:30 horas, desde donde la comitiva se dirigirá a la parroquia de la Asunción donde se realizará una breve liturgia, continuando en dirección a la plaza de la Constitución, donde será acogida por los ancianos y enfermos, para seguir su recorrido por Carrera de las Monjas, Lozano Sidro y San Marcos, finalizando en torno a las trece horas en la parroquia de la Stma Trinidad, desde donde continuará su recorrido hasta Puente Genil, Lucena , Cabra y Baena.
Esta celebración se enmarca en las actividades previas con motivo de la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud que se celebra el próximo mes de agosto en Madrid, en la cual el Papa Bendicto XVI convoca en reunión a todos los jóvenes del mundo, siguiendo las huellas de Juan Pablo II, precursor de este tipo de congregaciones. Por ello, Córdoba como ciudad de acogida vivirá previamente a este gran acto unos días de actividad muy intensos y acogerá a más de 8.000 jóvenes de una gran multitud de países, aseguró el obispo.
La denominada "Cruz del Año Santo”, "Cruz de la JMJ", "Cruz peregrina"; o "Cruz de los jóvenes", recibe estas definiciones porque ha sido entregada a los jóvenes para que la llevasen por todo el mundo, a todos los lugares y en todo tiempo.
La historia de este icono se inicia en 1984, Año Santo de la Redención, cuando el Papa Juan Pablo II decidió que tenía que haber una cruz - como símbolo de la fe – cerca del altar mayor de la Basílica de San Pedro, donde todos pudiesen verla. Así fue instalada una gran cruz de madera, de una altura de 3,8 m, tal como él la deseaba.
Al final del Año Santo, después de cerrar la Puerta Santa, el Papa entregó esa misma cruz a la juventud del mundo, representada por los jóvenes del Centro Internacional Juvenil San Lorenzo en Roma. Éstas fueron sus palabras en aquella ocasión: "Queridos jóvenes, al clausurar el Año Santo os confío el signo de este Año Jubilar: ¡la Cruz de Cristo! Llevadla por el mundo como signo del amor del Señor Jesús a la humanidad y anunciad a todos que sólo en Cristo muerto y resucitado hay salvación y redención" (Roma, 22 de abril de 1984).
Los jóvenes acogieron el deseo del Santo Padre. Se llevaron la cruz al Centro San Lorenzo, que se convertiría en su morada habitual durante los períodos en los que aquélla no estuviera peregrinando por el mundo.
En 2003 al final de la Misa de Ramos, Juan Pablo II quiso regalar a los jóvenes una copia del icono de María Salus Populi Romani: "A la delegación que ha venido de Alemania le entrego hoy también el icono de María. De ahora en adelante, juntamente con la Cruz, este icono acompañará las Jornadas Mundiales de la Juventud. Será signo de la presencia materna de María junto a los jóvenes, llamados, como el apóstol san Juan, a acogerla en su vida." (Angelus, XVIII Jornada Mundial de la Juventud, 13 de abril de 2003). La versión original del icono es custodiada en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.