Minutos antes del inicio del cortejo procesional, la lluvia hizo acto de presencia motivando la suspensión del desfile
Antonio J. Sobrados Pareja
Sábado 7 de abril de 2012 - 19:57

Por segundo año consecutivo la Pontificia y Real Archicofradía Sacramental de la Santa Vera Cruz, Nuestro Padre Jesús en la Columna y María Santísima de la Esperanza vio como la lluvia impedía que sus titulares realizaran su estación de penitencia en la noche del Jueves Santo prieguense.

 

Faltaban apenas minutos para que el reloj marcase las 20:00 horas y se abriesen las puertas de la iglesia de San Francisco, cuando la lluvia hizo acto de presencia en un compás del mismo nombre, que ya a esa hora se encontraba abarrotado de personas para presenciar el inicio del desfile procesional.
Pero lo que comenzaron a abrirse fueron paraguas, ante la presencia del líquido elemento, que poco a poco fue en aumento, provocando que la junta de mesa de la archicofradía decidiera retrasar la salida en espera de una mejora de la climatología, cosa que al final no sucedió, motivando la suspensión del desfile.
Tras la decisión, las puertas de San Francisco se abrieron, permitiendo la entrada en el templo franciscano de los cientos de personas que esperaban pacientemente bajo la lluvia, viviéndose nuevamente momentos muy emotivos y a la vez de decepción.
Ya en el interior del templo y a los sones de las marchas interpretadas por la Banda de Música de la Hermandad de la Soledad y los Chaquetillas “Colorás”, los titulares de la hermandad fueron portados a hombros de sus costaleros en el interior, entre vivas y aplausos.
La noche desapacible y lluviosa también condicionó la Madrugada, donde horas más tarde, la Cofradía de María Santísima de los Dolores y Cristo de la Buena Muerte, seguía los pasos de la archicofradía columnaria, con la que se encuentra hermanada, y con buen criterio aplazaba su vuelta al Calvario, apostando por realizar un traslado de sus titulares en la mañana del sábado, acompañados por los hermanos a cara descubierta.
De igual manera la parroquia de la Asunción vivió momentos emotivos y la tristeza de hermanos y devotos, ante la imposibilidad de realizar su estación de penitencia. Fueron los dos primeros desfiles que no salían a la calle, después de que sus antecesores desafiaran a una climatología adversa, presente a lo largo de la Semana Santa de Priego.    


 

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