Una vez más sentado ante el teclado, sabiendo que decir y temiendo, a la vez, llegar a decirlo.
He de admitir que, o me mentían cuando era pequeño, o me están engañando ahora, o veo las cosas distorsionadas, o este no es el mundo en el que yo creía vivir.

Me decían "niño, la verdad siempre por delante, con la verdad se llega a todas partes". El hombre que no teme a las verdades nada tiene que temer de las mentiras.
Y ciertamente esa ha sido mi norma de conducta y mal que bien, así he ido por la vida, hasta ahora que ya estoy en el último tramo y es cuando veo que todo se complica.
Desde luego a estas alturas de mi recorrido vital, pienso que ya poco te pueden dar o quitar. Pero si que te pueden tomar por un bicho raro.
La cuestión es que o mientes y te instalas en una mentira que es algo así como vivir en corral ajeno y que te hace sentirte muy incómodo; pero sobrevives.
Y tú te recuerdas a ti mismo aquello que tanto te repetían "que con la verdad se va a todas partes". Te sonríes para ti pensando que decir la verdad (la verdadera) solo te conduce al ostracismo al aislamiento social y que a día de hoy solo te ha procurado disgustos y que te miren con malos ojos.
Por que aquellos que ayer despotricabam de unos y de otros, hoy, sin el menor rubor los cubren de alabanzas; y ves como ellos prosperan y tú con tu verdad y con tus principios te ves cada día más solo y aislado. ¿Cuál es la verdad que se deba decir?, cualquiera menos la que es cierta. Pero en ese caso mentiras si tuvieses una verdad para cada uno, por que las cosas son o no son; pero la misma cosa no puede ser sí para unos y no para otros.
Mintiendo, te dejan vivir, aunque sea renunciando a ser tu mismo; pero te dejan.
Ahora, como se te ocurra decir la verdad, ese extraño corral en el que te han recluido, se vuelve increíblemente hostil y no pararán hasta terminar contigo.
Por que o entras en el rol de la mendacidad y la hipocresía, o te pones al mundo por sombrero. Dices la verdad; no te quiere nadie, eres una pieza a abatir; estás marcado. Es curioso que no se te quiera por que no mientes. Cuando tu toda la vida habías estado convencido de que no había cosa peor que la mentira y en base a este principio has actuado y perplejo ves con la mayor claridad que lo que has estado haciendo toda tu vida ha sido meter la pata.
Llevado todo esto al mundo asociativo, en el que últimamente me muevo, veo que esta actitud mía hace que sea incómodo para el resto y que a su vez yo me sienta también incómodo. Causándome gran malestar el no saber a ciencia cierta cual debiera ser el término medio deseado entre esa verdad que nadie quiere oír y la mentira que yo no quiero decir. Por supuesto que descarto la hipocresía por ser algo de lo que he abominado desde siempre. Nadie crea que no es tremendo conflicto en el que me encuentro sin atisbar el menor viso de solución. Optas por salirte fuera, tras haber tenido muestras sobradas de que ese no era tu sitio, pues seguro que también esto se interpretará de la peor forma para hacerte quedar como un inadaptado, cuando yo siempre he procurado adaptarme a todo. Solo el tiempo demostrará cuanta razón tengo. Tampoco es cuestión de estar a la fuerza donde uno se siente rechazado; esto pudiera crear conflictos y yo prefiero retirarme antes. Pero bien seguro será que tampoco acierte con esto.
Y tu, que te creías a salvo de toda mezquindad. Por ser fiel a tus principios y no sabes, pobre diablo, la bomba de relojería que llevas colgada a tus espaldas. Ya ni la palabra, ni la verdad , ni la integridad, ni nada, te hará libre.
Pues si que ha merecido la pena llegar hasta donde hemos llegado, solo para descubrir que no hay mejor verdad que una mentira dicha a tiempo.
Para este viaje no hubieran hecho falta tantas alforjas.
Por eso.......