El pregonero fue presentado por José Joaquín Alcalá Pérez
Rafael Cobo Calmaestra
Martes 8 de abril de 2014 - 16:30

Sus vivencias como cofrade y de manera particular como cofrade de la Soledad fueron el hilo argumental del Pregón de Semana Santa que el Domingo de Pasión pronunciaba en el Teatro Victoria Joaquín Mansilla Pérez.

Un acto que daba comienzo con la interpretación por parte de la Banda Sinfónica Soledad Coronada de la marcha Amarguras, dando paso a la presentación del pregonero por parte de José Joaquín Alcalá Pérez, que cedía el atril al pregonero, que compaginando prosa y verso, comenzó a desglosar su llegada a nuestra localidad en 1968 y su primera toma de contacto con la cofradía de la Soledad y de manera particular con la Real Orden de Caballeros del Santo Entierro, recordando de este período la creación de los turnos de vela o la ampliación de los tronos de los titulares de la cofradía de la noche del Viernes Santo prieguense. Amplia introducción en la que no faltaron los recuerdos, de manera especial a Juan García Ligero, hermano mayor de la Soledad en cuyo mandato se acometieron importantes proyectos, entre ellos la salida a hombros de la imagen titular mariana, sin pasar por alto a los cofrades, clérigos, religiosas y artesanos que han hecho posible que la Semana Santa de Priego sea lo que es hoy.
Tras una primera parte centrada en sus vivencias cofrades, el pregonero iniciaba una segunda parte haciendo referencia a los preparativos propios de la Cuaresma, tanto los culinarios, como los propios de una cofradía y hermandad, antesala a lo que sería un recorrido por las diez cofradías que toman parte en la Semana de Pasión prieguense, con la particularidad de seguir, no su orden de salida, sino el relato de la Pasión según los Evangelios. De ahí que llamara la atención que antes de hacer referencia al momento de la expiración y muerte de Cristo en la cruz, en alusión a la hermandad de la Caridad, lo hiciera de la cofradía de los Dolores, pese a que su titular, el Stmo. Cristo de la Buena Muerte recoge a Cristo ya muerto y por lo tanto, un momento posterior al de la expiración, según aparece reflejado en los pasajes evangélicos.
Al margen de este pequeño matiz, Joaquín Mansilla finalizaba su alocución invitando a todos los presentes a que fueran “pregoneros, con orgullo, de nuestra fe”, invitación que dirigió de manera especial a los jóvenes, a los que solicitó que en el futuro mantengan el testigo de nuestras tradiciones y sigan proclamando el mensaje que nos trae la Pasión.

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