La célebre obra de Giacomo Puccini cautivó al público que casi llenó el Teatro Victoria
Rafael Cobo Calmaestra
Lunes 11 de agosto de 2014 - 17:24

La ópera fue la encargada cerrar ayer de manera brillantísima la presente edición del Festival Internacional de Música, Teatro y Danza de Priego, que con la programación del denominado Festival en la Calle, ha ganado este año muchos enteros en lo que a la calidad de los espectáculos celebrados se refiere.

El Coro y la Orquesta del Teatro de la Ópera de Moldavia, bajo la producción de la experimentada Concerlírica Internacional, toda una garantía en este tipo de montajes, pusieron en escena una de las piezas más conocidas del género, Madame Butterfly, de Giacomo Puccini y libreto, en italiano, de Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, basado en la obra teatral homónima de David Belasco.
Una dramática historia de amor basada en acontecimientos reales que supuestamente ocurrieron en la ciudad japonesa Nagasaki en las postrimerías del siglo XIX, en la que se narra la relación entre la joven Cio-Cio-San (Madame Futterfly) y el oficial de la Armada estadounidense B. F. Pinkerton, quien tras desposarla según una ley japonesa que le permite el repudio, regresa a su país. Cuando descubre que el hombre al que ama reaparece casado con una americana, solicitando hacerse cargo del hijo que ella ha dado a luz durante los tres años de ausencia de Pinkerton, pone fin a su vida y se suicida mediante el haraquiri.
Centrada en el personaje de Butterfly, sobre la que descansa todo el segundo acto, la delicadeza de la protagonista y la música de Puccini, única a la hora de despertar emociones, provocaron que el público que casi llenaba ayer el Teatro Victoria se sobrecogiera con el desenlace de la representación.

Sin lugar a dudas, gran parte del éxito cosechado ayer en la puesta en escena de Madame Butterfly hay que atribuirlo a la soprano Helena Gallardo, que brilló con luz propia en el rol de Cio-Cio-San, espectacular, queda dicho, en el segundo acto, con arias como Un bel dì, vedremo y Che tua madre dovrà, donde dio sobradas muestras de su capacidad vocal y la sensualidad de la misma.
Destacada fue también la actuación del barítono Petru Racovita, como Sharpless, cónsul estadounidense en Nagasaki, mientras que el rol de B. F. Pinkerton fue encarnado por el tenor mexicano Héctor López, completando el reparto de solistas la mezzosoprano Tatiana Spasskaya en el papel de la sirvienta Suzuki, y el tenor catalán Carles Ortiz como el casamentero Goro, todos ellos dirigidos musicalmente por Nicolae Dohoratu.
En definitiva un gran broche para la presente edición de un Festival que será recordado por la calidad de todos los espectáculos programados.

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